La desaseada maniobra que utilizó la dirigencia nacional del PAN para
excluir a Margarita Zavala de una diputación plurinominal, es un botón
de muestra del tamaño de la guerra que –a navaja limpia– se lleva a cabo
intramuros del partido azul, batalla que no tiene más objetivo que la
candidatura presidencial para 2018.
Por eso, la zancadilla a Margarita es apenas el principio de una disputa
que desangrará a los azules hasta que entiendan que no existe mejor
divisa para la victoria electoral que la unidad; distintivo que permitió
construir un PRD fuerte hace 25 años y que hace cinco años marcó el
inicio del regreso del PRI al poder presidencial.
Sin embargo, el grupo compacto de Gustavo Madero avanza en sentido
contrario a la indispensable unidad política y –no contento con la
división– parece dispuesto a sembrar de muertos políticos el camino que
lo lleva al 2018. Y la primera víctima de esa escaramuza se llama Felipe
Calderón, al que han traicionado buena parte de sus otrora leales. ¿Y
por qué el ex presidente es el primer muerto político? Porque Madero no
dejará pasar a un solo calderonista que pueda entorpecer su proyecto a
2018.
Pero Madero no está solo. Hasta hace muy poco lo habían acompañado un
grupo compacto de gobernadores e influyentes operadores políticos. Los
gobernadores son el poblano Rafael Moreno Valle y el sonorense Guillermo
Padrés, mientras que sus operadores son el veracruzano Miguel Ángel
Yunes, el queretano Ricardo Anaya y el colimense Jorge Luis Preciado.
Casualmente todos beneficiados con las 15 plurinominales que regaló
Madero.
Y justo ahí, en ese pequeño grupo se fraguó la venganza contra Felipe
Calderón y los suyos; revancha que consistió en dejar pasar a la hermana
del ex presidente, Luisa María Calderón, como candidata al Gobierno de
Michoacán, a sabiendas de que se trata de una elección pactada y
prácticamente entregada al perredista Silvano Aureoles. Es decir, imperó
la lógica perversa del poder.
Y es que entregar a los Calderón la candidatura al terruño familiar no
significa que el PAN de Madero moverá un dedo para lograr la victoria.
Es decir, mandaron a la “Cocoa” a perder. Pero lo más perverso es que
cuando otro Calderón reclamó un espacio político –como fue el caso de
Margarita Zavala– sin rubor los maderistas le dieron con la puerta en la
nariz.
Pero como decíamos, ése es apenas el principio. Y es que una vez
eliminados del camino los Calderón, la siguiente disputa por la
candidatura presidencial se dará al interior del grupo compacto de
Madero y su claque. Sí, por increíble que parezca ya empezó la guerra
entre Gustavo Madero y Rafael Moreno Valle; los dos aspiran a la
candidatura presidencial, cuando sólo hay un lugar disponible.
Por lo pronto, el grupo compacto ya se partió en dos. El primero lo
encabezan el propio Gustavo Madero y, le siguen, Ricardo Anaya y Jorge
Luis Preciado. El poder de ese grupo es que tienen el control del
partido y de las dos cámaras del Congreso. El segundo grupo lo encabeza
Rafael Moreno Valle y le sigue el gobernador de Sonora, Guillermo
Padrés, entre otros. El poder de ese grupo son sus respectivos gobiernos
–el dinero que han ordeñado– y el apoyo de la casa presidencial, como
ayer fue evidente en Puebla, en donde Peña Nieto fue especialmente
complaciente con Moreno Valle.
El siguiente paso del poblano –que más que panista es un priista
converso– es mandar al desprestigiado Guillermo Padrés como aspirante a
la presidencia del PAN. Desde esa posición cree que logrará la
candidatura presidencial. Sin embargo, no cuenta con un detalle
elemental. Que Gustavo Madero no soltará la presidencia del PAN y en
cualquier momento cobrará al Gobierno de Peña Nieto las facturas de las
reformas estructurales.
Y mientras eso ocurre –y una vez convertido en diputado luego del 7 de
junio–, Madero regresará como presidente del partido, posición que como
todos saben le prestó temporalmente a su delfín Ricardo Anaya. Así, una
vez que Madero regrese como presidente del PAN, pavimentará el camino de
su candidatura presidencial, lo cual no será una complicación si
tomamos en cuenta que pudo maniobrar sin dificultad la entrega de
plurinominales.
Luego –y una vez concluida la gestión de Madero al frente del PAN–, el
propio Madero promoverá la candidatura de Ricardo Anaya a la presidencia
del partido –ahora como presidente estatutario y no suplente– para
cerrar la pinza. Para entonces, el campo de batalla azul estará sembrado
de muertos políticos. ¿Quién será capaz de quitarle el PAN a Madero? Al
tiempo.
Leído en http://www.zocalo.com.mx/seccion/opinion-articulo/pan-los-muertos-de-2018-1421746386
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