Te pido perdón por haberte dicho que sentía mariposas al mirarte. En realidad era gastritis. No es fácil pedir perdón, y menos cuando eres Presidente. Porque pedir perdón implica reconocer que la regaste en serio. Aclaro: pedir perdón no resuelve los problemas. El perdón que le pidió Enrique Peña Nieto a los mexicanos por la “casa blanca” no borra la evidente transa en la que se involucró con el constructor Juan Armando Hinojosa. Hay que ser muy tonto para pensar que con pedir perdón ya se acabó el problema y todos felices. ¡Para nada! No obstante, sí creo que es un asunto significativo, inclusive histórico, que el Presidente con todas sus letras haya dicho: “les pido perdón”. No se trata de creerle o no, ni tampoco de aceptar sus disculpas. Se trata de darnos cuenta de que esa disculpa nos la merecemos todos los mexicanos. Y si se la sacamos 2 años después, fue porque el propio Presidente sabía que no podía irse sin reconocer sus cochinadas. Para mi gusto, que Peña haya tenido que pedir perdón es algo que no nos concedió él, sino que nosotros se lo arrebatamos.
Para mí es fácil pedir perdón, estoy acostumbrado a hacerlo, pues estoy casado. No sé cómo sea en tu casa, pero en la mía es muy sencilla la cosa: si yo estoy equivocado, pido perdón; si ella es la que está equivocada, yo soy el que pide perdón. De hecho, cuando nos peleamos, usualmente es ella quien da el primer paso para la reconciliación y me dice: “Ya no quiero estar enojada contigo, anda, pídeme perdón”.
De hecho, estoy convencido de que pedir perdón y perdonar es un verdadero acto de amor. El otro día me tocó ver una escena conmovedora cuando, después de la tormenta que azotó la ciudad, un joven utilizó la última rayita de la pila de su celular para llamar a su novia y decir: “Perdón que no te contesté antes, mi amor, es que traía el teléfono en modo pa-que-veas-lo-que-se-siente-desgraciada”.
POKÉMONES
Esto del PokÉmon-Go me tiene con los nervios de punta. ¿Lo has visto? A alguien en Nintendo se le ocurrió que no estábamos suficiente tiempo metidos de narices en el celular, por lo que diseñó una app para ir por la calle cazando pokemones ¡con el celular! Dicen que el más difícil de atrapar es Pikachu, esa cosa amarilla con cola de rayo y que parece entre conejo, perro y piñata. Y el otro día, en la Cámara de Diputados, un legislador que estaba redactando una iniciativa de ley descubrió que su celular vibraba avisándole que en la misma sala en la que se encontraba había un pokemon. En ese momento se puso a buscarlo y se encontró al mismísimo Pikachu. Por supuesto, comenzó a dar brincos de alegría diciendo: “¡Me encontré un diputado que trabaja!”.
ANTICORRUPCIÓN
El otro día renunció Virgilio Andrade como secretario de la Función Pública. Se trata de ese funcionario igualito a Frodo, el de El Señor de los Anillos, que supuestamente iba a limpiar el Gobierno de la corrupción y, en realidad, dejó la “casa blanca” de La Gaviota rechinando de limpia.
Al parecer Andrade dejó la secretaria por un asunto, ¡shhh!, de tipo sexual. Según esto, el hoy exsecretario dejó el cargo por ser virgen. Y es que nunca se echó a nadie.
¡Nos vemos el martes!
Leído en
http://www.zocalo.com.mx/seccion/opinion-articulo/te-pido-perdon-1469084148
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