martes, 19 de julio de 2016

Federico Reyes Heroles - El poder del sueño

En esto los matices son universos. Lo sencillo es bello es una sentencia muy atractiva pero, acaso es posible cruzar la tenue división con lo simple. Puede algo simple ser bello, no se ve impedimento. Lo simple y lo sencillo pueden estar en la naturaleza, pero también pueden ser una construcción humana.

Hay ahí una pista a seguir que ha sido riquísima para la plástica, para la escultura. Picasso buscó afanosamente esa sencillez proverbial que sólo se logra después de cruzar los mares de la complejidad. Por momentos Chillida se desvanece en lo natural -una roca por ejemplo- intentaba incorporarse a lo ya existente como una creación humana. La complejidad también tiene belleza: de Bach a Escher. La tensión entre lo complejo y lo sencillo ha sido fuente inagotable de inspiración. Eric Satie y su grupo hicieron de la búsqueda de la sencillez un verdadero manifiesto estético. El minimalismo arquitectónico y musical de nuestros días encuentra en la sencillez un mapa hacia el origen. Por cierto la Simple Song núm. 3 de David Lang es una bellísima expresión de esta cosecha. Se aprecia una lección general: lo demasiado complejo deja de ser bello, deja de extraer esa emoción estética de la cual también se nutre la vida.










Hace unas semanas cayó en mis manos un documento brevísimo, dos cuartillas: "The Desired Outcomes of Education". Se trata de un documento oficial del gobierno de Singapur que viene elaborando y reelaborando desde 1997. Reelaborando dos cuartillas. De entrada me asombró la nitidez. Más allá de las aulas, los pizarrones, hoy las computadoras o tabletas, la educación es uno de los mayores retos del ser humano. De alguna manera educar es una revisión crítica de la propia vida para así mejorar la de quienes nos siguen. Qué transmitir, cómo hacerlo, qué debe ser conservado, qué descartado. La educación es una creación dinámica, de las mayores creaciones del ser humano. Detrás de todo proyecto educativo hay un deseo, debe haberlo. No es ya una cuestión deontológica, del deber ser, algo que no se cuestiona, esa versión victoriana y en mucho dogmática de la educación. El deseo es mucho más libre y en algún sentido lúdico, heurístico, de invención.

Así que las dos cuartillas son una declaración de cómo desearían que fueran los resultados de su sistema educativo, resultados que encarnan, en personas con conocimientos, actitudes, valores. Es un documento de las aspiraciones de los ciudadanos sobre los futuros ciudadanos de ese país. En el segundo paso comienza el desiderátum. Lo primero, sólido sentido de alerta sobre sí mismo; una sensibilidad para escuchar la moral; y finalmente las habilidades y conocimientos para enfrentar los retos del futuro. El escolar deberá ser responsable con su familia, comunidad y nación. Sabrá apreciar la belleza del mundo que lo rodea con una mente sana en un cuerpo sano. El remate: deberá, gozar, deleitarse con la vida. Sin desperdicio.

En el tercer párrafo se despliega lo que la persona será como resultado de la educación de ese país. A) tendrá confianza en sí misma y un claro sentido de lo que es correcto y de lo que no lo es. Será capaz de discernir y establecer con independencia su propio juicio. No se trata de una versión maniquea de bien y mal, la corrección es la brújula. B) será un autodidacta dirigido que se responsabiliza de su propio proceso con una actitud crítica que persevere en la búsqueda del aprendizaje. No se habla de un conocimiento dirigido sino de un proceso de aprendizaje infinito. C) será un contribuidor activo capaz de trabajar con eficacia en equipos, de proponer iniciativas, calcular riesgos y disputar por la excelencia. Finalmente D) será un ciudadano comprometido y enraizado en su país, con una fuerte conciencia cívica informado y con un rol activo en la mejoría de la vida de sus conciudadanos.

Hasta aquí los rasgos generales que son deseo oficial. La mecánica de cómo lograrlo se describe en media cuartilla y se concentra en un cuadro resumen. Conocer y amar a su país en el nivel de primaria; ya con ello, con una creencia en el futuro de su país, estudiarán lo que para Singapur es importante o significativo; sólo así comprenderán los retos de la globalización para Singapur. Todo se resume en ocho resultados finales: 1.- una fuerte determinación moral para defender lo que es correcto; 2.- "resiliencia", capacidad para superar la adversidad; 3- capacidad para colaborar con diferentes culturas y ser socialmente responsable; 4.- ser innovador y emprendedor 5.- tener pensamiento crítico y ser capaz de comunicarse de manera persuasiva; 6.- tener el propósito firme de perseguir la excelencia; 7.- perseguir una vida sana y tener apreciación por la estética; 8.- finalmente, pero esencial, ser orgulloso de sus conciudadanos y entender a Singapur en relación con el mundo.



Leído en http://www.enlagrilla.com/not_detalle.php?id_n=71061



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