Muchos devaneos, indecisiones y mensajes cruzados, pero finalmente, a decir de perredistas de diferentes tribus, la solución para la candidatura al gobierno del Distrito Federal será Juan Ramón de la Fuente. No es oficial, ni formal, pero la voz que corrió es que fue un ofrecimiento directo del jefe de gobierno, Marcelo Ebrard, que concluyó meses de gestiones del superasesor político del mandatario capitalino, Manuel Camacho.
La solución De la Fuente genera inquietudes y molestias entre los aspirantes que, cercanos por amistad o alianza con Ebrard, estaban en la fila de la izquierda para la sucesión. Mario Delgado, el secretario de Educación, anteriormente de Finanzas y muy cercano de Ebrard, que inyectó centenas de miles de pesos a su precampaña, no estará más a gusto que Alejandra Barrales, al ser desplazados por alguien que el propio gobernante había desechado hace unos meses.
Barrales, líder de la Asamblea de Representantes, la mejor posicionada de la izquierda en las encuestas, le ayudó a Ebrard a mantener la gobernabilidad y a sus intereses políticos, por lo que de salir un candidato de fuera del horizonte, se podría tomar como un agravio. Otro lastimado es el senador Carlos Navarrete, el que más ha invertido en busca de la candidatura, y que se veía como una ficha dentro de la alianza de Ebrard con Los Chuchos, que controlan la dirigencia del PRD, con sólo la diputada local como adversaria de peligro.
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