miércoles, 16 de noviembre de 2011

AMLO gana pero va contra sí mismo por Rosario Robles



No hubo campanada. López Obrador será el candidato de las izquierdas en el 2012. Era previsible que el tabasqueño se quedara con la nominación por varias razones. En primer lugar, porque después de la elección del 2006 se dedicó a recorrer el país y a estar en contacto con la gente de manera directa, a ras de tierra. Fue sembrando pacientemente al tiempo que construía una estructura propia, asociada a él y su candidatura, que se erigió de manera paralela a los partidos, cuyas franquicias lo postularán formalmente.

Este trabajo constante, sistemático, concebido como una especie de acumulación de fuerzas, lo coloca en el sentir y el ánimo de quienes lo ven como el único que puede representar sus aspiraciones.

En un país de pobres, de desesperanza y de miedo, AMLO está más cercano de esa gente que un Marcelo Ebrard. No sólo eso.

Quienes pensaron que el actual Jefe de Gobierno saldría triunfador por su constante exposición en medios y porque una parte del círculo rojo lo apoyaba (de la misma manera que mañana sin prurito alguno estarán con Josefina Vázquez Mota), no comprendieron que una es la frecuencia mediática y otra la relacionada con los de abajo, con los que hoy ven con angustia que sus gravísimos problemas no tienen solución, que no encuentran respuestas, y con los que López Obrador tiene una empatía singular.

Lo ven más cercano que a un político que recurrió a todo pero que no logró ni siquiera rebasarlo en la encuesta.

Marcelo Ebrard contó con los recursos del gobierno de la ciudad para aparecer constantemente en los medios nacionales, así como con el respaldo público de algunos intelectuales y personas poderosas, pero al final de cuentas no consiguió hacerse de la candidatura porque lo que cuenta es el respaldo popular, la capacidad de conectar con la mayoría de la base perredista y también con quienes emitirán su voto por la izquierda aun cuando no pertenezcan a ningún partido.

Después de la dolorosa derrota en Michoacán, un bastión emblemático de la izquierda, era importante darle vuelta a la hoja e iniciar ya una carrera que se antoja difícil por la delantera que lleva el posible candidato del PRI y porque quien contienda por las siglas del PAN contará con todo el respaldo del gobierno federal. Ante esto, era indispensable cerrar filas.

La manera de presentar el resultado abona puntos en su cuenta. Ahora bien, a diferencia de hace seis años, AMLO no está en la mejor posición (situación que no mejoraría por cierto con Ebrard). Tiene por delante una tarea titánica y, sobre todo, vencer a su principal enemigo. Uno que se llama Andrés Manuel López Obrador.

Lo mismo en http://www.razon.com.mx/spip.php?article98971

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