Cuate Garza reflexiona sobre la importancia y el simbolismo que algunos políticos le han dado las elecciones estatales del Edo. de Mex. y Michoacán.
Las dos derrotas, ¿presagio?
Nos han vendido, desde hace años, que cada elección es “la madre de todas las elecciones”, que los resultados nos dan la pauta para imaginar cómo serán “las de verdad”, “las buenas”, las federales, pues. Como no creo en las profecías ni en las teorías de algunos trasnochados, prefiero pensar que cada elección tiene sus propias características.
La geografía mexicana no es una cuadrícula en la que todos los estados tengan comportamientos idénticos; por el contrario, cada entidad federativa tiene su propia cultura política, que depende del nivel de riqueza y oportunidades de negocios, de la politización de su gente, del nivel de escolaridad de sus habitantes, de la confortabilidad para su población en términos de servicios públicos, y hasta del desarrollo que tienen en cuanto a sus sistemas y métodos de administración pública. Eso es lo que me convence de que no se puede encasillar a México como un todo, y de que lo que sucede en un estado no tiene porqué suceder de igual manera en otro.
Sin embargo, en este año han sucedido dos cosas que me obligan a replantearme si lo que dicen los analistas pudiera ser un presagio para las elecciones “buenas”, las “importantes”.
Los panistas nos quisieron hacer creer que el Edomex era una especie de laboratorio para poder suponer lo que sucedería con su partido en el 2012. Al perder tan estrepitosamente el Lic. Bravo Mena en ese estado y quedar en un lastimoso tercer lugar, nos cambiaron la jugada y empezaron a hablar de que esa elección no era la buenísima, sino la de Michoacán. La de Michoacán era la buena, porque ahí contendería la hermana del señor que vive en Los Pinos.
Como no hay plazo que no se cumpla, ni fecha que no se llegue, pasaron las elecciones en Michoacán. Y, para sorpresa de muchos, supongo que incluso del Lic. Calderón, la Cocoa ¡perdió!
Lo peor es que perdió a pesar de que fue del dominio público que se dilapidaron recursos federales de todo tipo Perdió, no obstante que se violó la ley de Responsabilidad de Servidores Públicos, ya que andaban los delegados federales haciendo la tarea de promotores del voto a favor de Luisa María Calderón.
Perdió, aunque tuvo el “apoyo” de los presidenciables de su partido. Perdió, aunque sea mujer y haya querido explotar el asunto del género para granjearse votos.
Resumiendo: Luisa María Calderón Hinojosa… PERDIÓ. Perdió en la tierra del presidente, perdió en donde se inició la nefasta guerra del Lic. Calderón, perdió aunque sea mujer, perdió porque es una perdedora.
¿Será eso un presagio de que el PAN no tiene ninguna oportunidad en el 2012? Ahora estoy empezando a creer que así será. Si además le hacemos caso a los agoreros, se puede decir que hay justicia divina, y que ahora no podrán alzarse con una victoria del tipo “haiga sido, como haiga sido”.
Por: Cuate Garza.
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