El PRI y las izquierdas enseñaron buen juicio electoral al no ponerles piedras a sus candidatos naturales. Y hoy que la ventaja de Josefina se parece a la que tuvo Enrique Peña Nieto sobre Manlio Fabio Beltrones, vale preguntar a los panistas (secretarios de Estado, gobernadores) que apoyan a Cordero si, en verdad, piensan que el ex secretario de Haciendo es la mejor carta para los comicios de julio.
Es comprensible, sano, el deseo de Cordero y Santiago Creel de terminar una competencia para la que se prepararon a fondo y han dado en buena lid. Lo que cuesta entender es la suspicacia del partido en el poder (y en riesgo de irse al tercer lugar) ante su “candidata natural”.
Los meses que vienen no pueden ser para seguirse enredando con temas como las lealtades y la hija desobediente, porque el PRI de Peña Nieto y las izquierdas de Andrés Manuel López Obrador no piensan tomar prisioneros.
Allá los panistas si usan cientos de miles de spots para abrirle un boquete a la mujer que, según las proyecciones, gane o pierda en julio, puede ponerlos en la franja de 20 a 30 por ciento de los votos. Allá ellos si, haiga sido como haiga sido, bajan a Josefina y meten a un candidato que hoy no pinta para superar el 20 por ciento.
Algo sabremos el lunes 2 de enero, cuando reaparezca La historia en breve, que se toma un par de semanas de descanso. Gracias y felices fiestas.
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