Valentina Rosendo Cantú, una indígena me’phaa, fue víctima en 2002 de triple discriminación: por ser mujer, indígena y menor de edad. Ayer, el gobierno de Felipe Calderón le hizo justicia: aceptó la responsabilidad internacional por violaciones a sus derechos humanos.
A nombre del Estado mexicano, el mismísimo secretario de Gobernación, Alejandro Poiré, ofreció disculpas a Valentina: “Señora Valentina, a usted, a su hija, les extiendo la más sincera de las disculpas por los hechos ocurridos”.
Valentina fue agredida por militares el 16 de febrero de 2002, mientras lavaba ropa en un río de Barranca Bejuco, Guerrero: un soldado le apuntó con un arma y otros la interrogaron para que dijera dónde estaban unos supuestos guerrilleros.
Le mostraron la fotografía de una persona, junto con una lista de nombres. Ella respondió que no sabía ni de guerrilleros ni de la gente por la que le preguntaban y fue violada por dos soldados, en tanto los otros observaban.
Al igual que la inmensa mayoría de las violaciones a los derechos humanos cometidas por miembros de la Secretaría de la Defensa Nacional, el caso fue turnado a la jurisdicción militar, instancia en la que las investigaciones se estancaron.
En agosto de 2010, la Corte Interamericana de Derechos Humanos resolvió que el Estado mexicano era responsable de los agravios contra Valentina, con el agravante de que le había sido negado acceso a la justicia y ordenó a México juzgar el caso en tribunales civiles.
Pero aquí no sucedió nada y grupos defensores de los derechos humanos ayudaron a Valentina a denunciar su caso en cuatro países europeos para “exigir que el gobierno mexicano tenga voluntad de cumplir la sentencia, porque siempre dice que nosotras mentimos”.
Repitió sus reclamos, acompañada de activistas de Amnistía Internacional, ante funcionarios de los gobiernos de Alemania, Francia, España y Reino Unido: “Que los militares vayan a la cárcel es lo que más pedimos”.
Ayer, al fin obtuvo justicia: Poiré presidió, junto con la procuradora Marisela Morales, el acto de reconocimiento público de responsabilidad del Estado mexicano en cumplimiento a la sentencia de la CIDH, “Valentina Rosendo Cantú contra los Estados Unidos Mexicanos”.
Está todo muy bien. Solo que no se puede olvidar que ese “señora Valentina, a usted, a su hija, les extiendo la más sincera de las disculpas”, de Poiré no fue por una violación cometida durante el gobierno del cual es funcionario, sino del de…Vicente Fox.
Y Poiré tiene que responder aún por más de 170 casos de tortura, 39 desapariciones y 24 ejecuciones extrajudiciales que, según Human Rights Watch, fueron cometidas desde diciembre de 2006 por las fuerzas de seguridad.
Para que la justicia no se haga solo con casos de resonancia mundial. Que sea pareja, pues.
Leído en http://www.elarsenal.net/2011/12/16/aceptar-las-culpas%E2%80%A6-de-fox/
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