lunes, 9 de enero de 2012

Aguilar Camín - La mediocridad del PAN


El PRI terminó su era en el poder marcado por dos etiquetas: autoritarismo y corrupción. Los 12 años en el poder del PAN parecen terminar con otros dos sellos inamovibles: mediocridad y violencia.
Ninguna de las dos cosas es cierta, ni la herencia del PRI en el año 2000 era sólo autoritarismo y corrupción, ni la del PAN hoy es sólo mediocridad y violencia.
Pero así se cerraron los signos entonces sobre la imagen pública del PRI, y así van cerrándose ahora sobre el PAN.
El problema de los panistas frente a la elección de 2012 es el mismo que tuvieron los priistas en el año 2000: sacudirse las etiquetas que les imponen, de un lado, sus adversarios, y del otro la fatiga de materiales de la opinión pública, eso que llamamos el desgaste del poder.
El poder desgasta y el poder continuo desgasta continuadamente. No es la ley de Cuba o Corea del Norte, pero es la ley de las democracias.
Como el PRI del año 2000, el PAN de ahora carece de una narrativa convincente de sus logros y de una explicación clara de sus errores.
No vemos aparecer todavía esa narrativa en el discurso de ninguno de los aspirantes panistas, quienes tendrán la misión, se diría imposible, de ser a la vez los candidatos del cambio y los candidatos de la continuidad.
La palabra continuidad es mala, malísima, cuando hablamos de elecciones, pero uno de los logros fundamentales del PAN ha sido darle continuidad a cosas que heredó bien encaminadas.
Primero, el equilibrio de las finanzas públicas, la estabilidad económica, y monetaria, la baja inflación, la responsabilidad fiscal, todo eso que permitió sortear la crisis externa de 2008 con rapidez y eficacia.
Segundo, el clima de las libertades públicas, el espectáculo mayor de la democracia mexicana: su pluralidad política expresándose sin otras trabas que las de sus propios intereses y convicciones.
Tercero, la seguridad social. Por un lado, los programas de combate a la pobreza, por el otro la extraordinaria ampliación de la cobertura de salud.
Nada de esto alcanza para gritar que los años de gobierno del PAN han sido un éxito. Tampoco para construir una promesa de futuro suficientemente poderosa como para vencer las etiquetas.
Quien vaya a ser el candidato o la candidata del PAN tendrá que defender su pasado y prometer el futuro. Tarea compleja tras 12 años de ejercicio en el poder.

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