Ciro Gómez Leyva planteó el lunes pasado la interrogante de si Enrique Peña Nieto y Andrés Manuel López Obrador habrían leído en Nexos el ensayo de Joaquín Villalobos acerca de los Nuevos mitos de la guerra contra el narco.
El martes, Héctor Aguilar Camín resumió el contenido:
Que la violencia es inevitable y tomará mucho tiempo controlarla, que no hay solución rápida posible ni un único “culpable”; que sólo disminuirá con el fortalecimiento y cambio profundo de las instituciones de seguridad y justicia, y que se requiere un cambio en las mentes ciudadanas respecto del valor de la ley y el orden en una sociedad democrática.
El de Villalobos es un alegato contra “diez soluciones equívocas, impracticables o simplemente falsas para combatir al crimen organizado”. A saber:
1. Que primero debió prepararse la fuerza (equivale a decir “no debimos actuar”). 2. Se debe priorizar la prevención (es precisamente lo que fallaba porque no existía ni existe aún). 3. Se debe usar más la inteligencia policial (que no se tenía y había que crearla). 4. Hay que negociar o acordar una tregua (no hay con quién). 5. Hay que utilizar las tácticas disuasivas que utiliza EU (que tiene las fuerzas policiacas y de seguridad que México no). 6. Se debe perseguir sólo a los cárteles violentos (los menos violentos y más estratégicos son los más desafiantes y acaban imponiéndose). 7. Es un error fragmentar los cárteles (éstos se fragmentan con sus despiadadas guerras internas). 8. Hay que legalizar las drogas (quizá se pueda dentro de diez años pero, ¿y entre tanto qué?). 9. Hay que priorizar el combate a otros delitos, no al narcotráfico (es otra forma de negociar y convivir con el crimen). 10. En todas partes hay policías corruptas y grupos armados (pero no en todas partes hay un Chapo ni las bandas tienen la intensidad homicida de México).
Ciro resaltó que Villalobos “desmenuza la pobreza analítica y el populismo pacifista”; éste “retrata la cultura nacional de la aversión al conflicto para arribar a los 10 argumentos de moda, que presuponen que el regreso del Ejército a los cuarteles mejoraría las cosas como por arte de magia”.
Por ello, instaba a los candidatos a “definir el papel de las fuerzas federales en la lucha contra el crimen organizado”.
Andrés Manuel, sin embargo, sigue soñando que con pagar menos a los funcionarios y con fantasiosos programas de empleo se puede abatir la narcoviolencia.
Y Peña Nieto habló ayer en Monterrey de “hacer del combate frontal a la criminalidad un compromiso que de manera pronta y eficaz dé resultados a los mexicanos”.
Sí, Chucha: tan fácil como que nueve mujeres embarazadas dieran a luz al mes de haber concebido (Von Braun dixit).
Contra quienes afirman que Felipe Calderón “inventó” el combate de las fuerzas federales dizque para “legitimarse”, desde hace más de tres años (lo reveló MILENIO el 28 de noviembre de 2008), el alto mando de la Secretaría de la Defensa Nacional advirtió que el narcotráfico y su desmedida capacidad de violencia “pone en riesgo la viabilidad del país…”.
No más, no menos.
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