El IFE colocó ayer en internet los promos que los cuatro candidatos presidenciales difundirán dentro de nueve días, cuando inicien las campañas.
Muy simpáticos los de Gabriel Quadri. Presentan a los cuatro jóvenes de una serie: la estricta y muy conservadora, el que le gusta verse bien, el muy amoroso y, claro, el profesor “comprometido con su profesión y el país”. Perfilan una creatividad que, creo, garantizará el 2 por ciento de los votos que necesita Nueva Alianza.
Andrés Manuel López Obrador ofrece su “mano franca, en señal de amistad, a quien pude haber afectado en mi determinación de luchar por la democracia y la paz”. Habla de una “reconciliación sincera” para lograr el renacimiento de un México justo, próspero y fraterno. Emocionante, bien producido, pero quizá tardío. ¿Qué tendría de seductor el discurso de la reconciliación para un electorado que, a diferencia de hace seis años, no ve a políticos destrozándose?
Desastrosos los spots que presentan a Josefina Vázquez Mota, a oscuras y con serios problemas de producción y realización, como la candidata a quien nadie le regaló nada. Como la hija de un padre que tenía una pequeña tienda de pinturas y le legó los valores del trabajo, la honestidad, la sencillez, el respeto y la responsabilidad. Una mujer “con liderazgo” que quiere “construir un México diferente”. ¿Y? ¿Qué más? ¿Con eso piensa remontar?
Lo de Enrique Peña Nieto (que tocaré mañana) es otro nivel. En calidad de producción y realización; en foco, mensaje y personaje. Si ese es el arsenal propagandístico de sus adversarios, los va a hacer pedazos.
Creo.
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