No hace mucho tiempo señalaba al Ejército como bandera electoral. Los candidatos a la Presidencia se empeñaban en que los soldados regresaran a sus cuarteles, desde luego hasta que hubiera policías confiables.
Sin embargo, ahora el candidato Andrés Manuel López Obrador se puso el uniforme al reunirse con generales del Ejército en situación de retiro.
Los candidatos a la Presidencia de la República, a los escaños en el Senado y en la Cámara de Diputados, buscan votos, buscan convencer al electorado de diferentes maneras, cooptándolos, mediante regalos, promesas de trabajar por México, etcétera. Por lo que se refiere a los actuales candidatos a la Presidencia de la República, de los tres principales candidatos solo uno, Andrés Manuel López Obrador, ha fijado su atención en las fuerzas armadas, particularmente, en el Ejército mexicano, y ha tenido la atención de reunirse con un grupo de generales en situación de retiro en forma privada para intercambiar impresiones, aclarar dudas y conocer su posición con respecto a dichas fuerzas armadas, como dijera el general Audomaro Martínez Zapata, quien fue el anfitrión y responsable de las invitaciones: “Compartimos el pan y la sal” con quien es el abanderado de la izquierda mexicana.
El tabasqueño entabló un diálogo exponiendo su visión sobre los problemas que aquejan al país, señaló como principal origen de la inseguridad y la violencia que vivimos, la falta de trabajo y la pobreza; la gran preocupación de la clase media, motor principal de los grandes movimientos sociales por la inseguridad; la falta de crecimiento del país por aproximadamente 30 años y, por lo tanto, la falta de desarrollo; entre los afectados se observa cada vez a más jóvenes; la corrupción y la impunidad son los obstáculos más importantes para lograr la prosperidad y el bienestar de los mexicanos; aunque él dice que respetará los compromisos internacionales adquiridos por otros gobiernos, orientará sus esfuerzos por poner un freno a la venta de nuestras riquezas nacionales.
Tiene el propósito de mantener y fortalecer unas instituciones armadas tradicionales y, sobre todo, nacionalista; para evitar la dispersión de esfuerzos pretende establecer un mando único de las fuerzas de seguridad, que permita una mayor coordinación en las misiones que se les asignen, contempla el retiro de la fuerzas armadas de las calles en la medida en que vayan preparando a policías profesionales y que garanticen una efectiva seguridad pública, esa medida se tomará en forma progresiva para evitar que entre los mexicanos se acreciente la preocupación por la inseguridad.
La asistencia fue de 25 generales de diversas generaciones del Heroico Colegio Militar y de la Escuela Superior de Guerra, la mayoría ocupó cargos como comandantes de región, zonas militares, unidades administrativas, en el Estado Mayor Presidencial, ya retirados se desempeñan algunos en funciones de seguridad pública, entre otros, los generales identificados son Mario López Gutiérrez, Enrique Pérez Casas, Juan Hernández Ávalos, Luis Montiel López, Samuel Lara Villa, Francisco Fernández Solís, Esteban Enríquez, Arellano Noblecía, Miguel Estrada Martínez, Casiano Bello y Alberto Espinoza. Para finalizar, el candidato expresó que él está consciente de los conocimientos y de la experiencia de los militares retirados y que indudablemente va necesitar de sus servicios para la conducción de su gobierno.
Los falsos señalamientos, que tratarán de repetir para influir en el ánimo de la gente para crear inquietud y evitar que se vote por él son los siguientes: “Se dice que hay inquietud entre los miembros de las fuerzas armadas porque no se sabe cuál va a ser la actuación del Ejercito; porque no se sabe quién será el próximo secretario de la Defensa; que será un civil; que desaparecerá a las fuerzas armadas y organizará una guardia nacional; que le va a quitar la pensión a los retirados”, esa propaganda gris, cuyo origen no está claro pero que se que puede deducir, se desvirtúa con esta reunión que constituye la primera deferencia que tiene un candidato presidencial que actúa libremente.
Ahora esperamos que los otros candidatos, sobre todo aquel que pertenece al partido que servimos apiñadamente 70 años o aquella que pertenece al partido que nos ha utilizado durante estos dos últimos sexenios y sus pocos éxitos se los debe fundamentalmente a las fuerzas armadas, hagan lo propio y expongan sus puntos de vista con relación a la fuerzas que se han caracterizado por ser leales a la Constitución, más que a los hombres en el poder.
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