Atenidos a las imágenes televisivas, no cabía duda: Guadalupe Acosta Naranjo, presidente de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados, desairó el viernes de manera ostensible y “majadera” el saludo del presidente Felipe Calderón, dejándolo con la mano extendida y la sonrisa de nervios congelada.
El desaire pudo verlo gran parte de la población católica del mundo, durante la transmisión de la llegada de Benedicto XVI al aeropuerto de Silao, y ocurrió en 10 segundos, inmediatamente después de que el perredista saludara al pontífice.
Consecuencia lógica: la “leperada” desató la lengua de periodistas formados en la adjetivación y la imaginación, más que en el reporteo, que ni siquiera comentaron el hecho de que el Presidente, en contraste con lo que se le vio hacer a Acosta, lo había mencionado respetuosamente en su discurso de bienvenida.
Una conductora de televisión restringida, por ejemplo, mientras se retransmitían las imágenes bochornosas, comentó que “el Presidente solamente se limita a reír y a buscar la cara de alguien amigable…”.
El comportamiento del diputado Acosta, informó, “se convirtió en trending topic en las redes sociales: 10 mil 560 tuiteros están hablando de este tema con opiniones a favor y en contra. Y hay que recordar que en 2006 los perredistas propusieron desconocer a Felipe Calderón como Presidente de México, y Acosta Naranjodecidió hacerlo hoy, ante el papa Benedicto XVI…”.
Para el autor de estas líneas lo visto nada tenía que ver con la realidad de lo que cree saber, así que buscó (sin éxito) al grosero y terminó hablando con el senador Carlos Navarrete.
El correligionario y amigo de Acosta no tenía idea del incidente, pero, con la información que tenía (que Calderón y Acosta habían viajado en el mismo helicóptero al aeropuerto de la Ciudad de México para tomar el avión que los llevaría, quizá juntos también, al de Silao), dedujo inteligentemente que debió ser algo relacionado con el dichoso protocolo: “Guadalupe me comentó que tenía muy claro que sólo debía saludar al Papa…”.
Y eso, efectivamente, es lo que pasó: entrevistado in situ por Carlos Zúñiga para MILENIO Televisión, Acosta dejó en claro que había sido prevenido de saludar únicamente al Papa.
Lo cortés, suele decirse, no quita lo valiente, tal y como se comprobó este domingo en las faldas del Cerro del Cubilete, donde el ex presidente Vicente Fox y Andrés Manuel López Obrador se saludaron poco antes de la misa que encabezó el prominente visitante.
“No lo podía dejar con la mano extendida”, dijo el candidato de la coalición de izquierda con llana sensatez.
¡Vaya lección! para quienes creen a pie juntillas aquello de que “una imagen vale más que mil palabras”.
¿Quién iba a imaginar que el diputado, al acatar las reglas protocolarias, quedaría fugazmente como lépero y vulgar?
… o que el responsable de la repentina mala imagen de Acosta Naranjo fuera Calderón, a quien, por no contener un gesto de atención, se le olvidó que allí, en ese preciso momento, el personaje importante no era él.
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