lunes, 16 de abril de 2012

Alejandro Páez - Los 18 años del PRI que vienen.

No creo necesario dar muchas explicaciones: si el PAN, que es un novato en robar votos, corromper y acarrear, duró dos periodos o 12 años en el poder –y a pesar de que la hizo tan mal–, el PRI, con esos colmillos tan largos, no lo soltará por lo menos durante 18 años. Tres elecciones presidenciales consecutivas. Ese es mi pronóstico. 




Quizás no le agrade a muchos lo que estoy diciendo. ¡Anatema!, gritarán. Pero seamos honestos: es un pronóstico nada alejado de nuestra realidad. 


Vicente Fox y Felipe Calderón dejan al país adolorido. Casi donde le toques, le duele. Y dejan un PAN desangrándose. 


La izquierda –híjole, qué papelón si se va a tercer lugar– se quedará con un solo bastión: el Distrito Federal. 


Y el PRI arrasará. (Vean las encuestas; y no una: todas). (Y por favor, absténganse de citar sondeos por Internet; no seamos ilusos). Viene un carro completo, como en las décadas de los 80, 70, 60, 50, 40, 30… 


Pero su triunfo no estará en el resultado de 2012, no señores. No es tan simple, el PRI. Los priístas saben perfectamente para qué es el poder, y si no lo recuerdan ustedes o no lo saben por su edad, abran los libros y documéntense. 


¿Cómo garantizarán por lo menos 12 años más en Los Pinos? Muy fácil. Revisen su historia y se responderán. No sólo será controlando y corrompiendo la vida pública: será con golpes de efecto, como el PAN lo intentó con resultados nefastos. Como quiso hacerlo Calderón con su guerra, que nos ha costado 60 mil muertos. 


El PRI de inmediato se rodeará –como lo hicieron en la tormenta Luis Echeverría, José López Portillo o Carlos Salinas– de una nata de intelectuales que le ayudará a validarse “moralmente”. Eventos por aquí, reconocimientos y contratos por allá; probaditas de poder y dinero. 


El PRI dará golpes espectaculares en las cúpulas de los poderes fácticos: caerán uno o dos capos de la droga –negociando, como antes, o como sea–. Caerán uno o dos empresarios voraces; caerán uno o dos funcionarios públicos encumbrados por corrupción; caerán, sí, uno o dos gobernadores. 


Si el PRI que llega es el PRI que conocemos, en dos años el presidente Enrique Peña Nieto será un semidios. Gobernará el Congreso y la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Gobernará los estados. Sin necesidad de dar de gritos y sin dar de golpes al atril, como Calderón. Con mano suave y firme. 


¿Y quién se le interpondrá? ¿El PAN? Déjenme que me ría: Ja, ja. El PAN estará en una guerra intestina terrible entre una nueva corriente anticalderonista y los calderonistas que el actual Presidente ha dejado colocados. 


¿Se interpondrá la izquierda? Sí, ajá. Con qué: López Obrador se irá a su rancho, Marcelo Ebrard –sí, léanlo bien– abandonará el país para tratar de no repetir el error de AMLO; para prepararse y no desgastarse, y PRD, PT y Movimiento Ciudadano quedarán en manos de los Walton, los “Chuchos”, los Bejaranos y las señoras Bejarano. 


¿Quién se interpondrá? ¿Los ciudadanos? Me río dos veces: ja, ja, y ja, ja. Los ciudadanos son los más manipulables. Y quien se atreva a discrepar primero piense: ¿Cómo es que los ciudadanos llevarán a ese hombre descerebrado, Peña Nieto, al poder? ¿Esos ciudadanos se interpondrán? Ajá, cómo no. 


Lea bien: el PRI, ese PRI que muchos jóvenes regresarán a Los Pinos, será capaz de meter en cintura a las televisoras y a Carlos Slim si es necesario, si le sirve. Sí, a las televisoras y a Slim. Es capaz, y tiene memoria: Emilio Azcárraga Milmo era soldado del PRI, ¿no? ¿Qué carajos hace ahora Emilio Azcárraga Jean como general dentro del Estado mexicano? Si lo necesitan, si está en sus intereses, el PRI hará a las televisoras retroceder. 


El PRI administrará a los miserables sin demora. Los enrolará al partido, como quiso hacerlo el PAN sin éxito. Los censará para sacarles y sacarles votos durante varias elecciones locales y federales. Los organizará para los desfiles en los días patrios y para salir a votar. Les pondrá caciques encima, como quiso hacerle el PAN y no pudo. El gran triunfo del PRI en el pasado fue su capacidad para administrar a los jodidos; los administrará. 


Ya no le sigo. Se me mueven solos los dedos en el teclado, de verdad, pero aquí me quedo. 


Me voy con una reflexión final: Jóvenes votantes, indecisos, desorientados, convencidos también: no es por esta elección que se debe razonar el voto. No es por esta elección que se debe salir a votar. Es por el futuro, por su futuro. 


No me atrevo, frente a candidatos y partidos tan pobres, a decir que votemos por alguien; sólo un inconsciente lo haría, o alguien con intereses partidistas. Pero salgamos el 1 de julio, hagamos fila, tomemos las boletas y distribuyamos el voto si no tenemos una opción clara. Uno para cada uno de los partidos, si quieren. No puede llegar el PRI con tantos votos al poder. No podemos dejar que Elba Esther Gordillo, Carlos Romero Deschamps, la CNC y las estructuras de acarreados decidan porque decidirán una atrocidad: entregar todo el poder, durante 18 años (tres elecciones cuando menos), al PRI. Y el PRI es el PRI: cuando esté arriba del lomo de todos nosotros, nos volverá a clavar el aguijón venenoso. Está en su naturaleza ser corporativo, represor, antidemocrático, corrupto. Está en su ADN. Razonemos. Hay tiempo todavía. Votemos aún sin estar convencidos: votemos para que no gane el voto corporativo. 


(Ay, Dios mío, ¿qué estamos a punto de hacer? Chingao…)

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Este contenido ha sido publicado originalmente por SINEMBARGO.MX en la siguiente dirección: http://www.sinembargo.mx/opinion/16-04-2012/6313. Si está pensando en usarlo, debe considerar que está protegido por la Ley. Si lo cita, diga la fuente y haga un enlace hacia la nota original de donde usted ha tomado este contenido. SINEMBARGO.MX

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