¿Cuándo se extravió el PAN?
¿Cuándo perdió el mapa y la ruta? No es claro en qué momento dejó de
saber lo que representaba, cuándo dejó de tener claro su proyecto. El
caso es que, a 12 años de ocupar la presidencia, el PAN no tiene idea de
dónde está ni qué quiere. Ha dejado de entender a sus adversarios y no
tiene claridad de lo que le propone a los electores. Un partido a la
deriva.
La tarea diaria de la candidata del PAN es explicar el error de la
jornada previa. Los tropiezos cotidianos no son simples errorcillos
logísticos, signos de una campaña descoordinada, torpezas de su equipo
inmediato. El desliz diario retrata a una candidatura que no pudo
despegar, pero también a un partido desorientado. Si no sabemos qué
mensaje quiere proyectar Josefina Vázquez Mota es porque representa a un
partido atolondrado. El PAN vive una profunda crisis de identidad
producto de dos sexenios frustrantes y el extravío de sus principios
elementales. En Josefina Vázquez Mota, el PAN encontró a la candidata
que exhibe y que magnifica esa crisis. El PAN de Vázquez Mota es un
partido sin claridad y sin ambición, sin voluntad, sin apetito.
Confusión e inercia, los dos motores de la campaña del PAN.
Ningún partido está libre de críticas, pero puede decirse que, tanto el
PRI como el PRD proyectan un mensaje claro, una imagen elemental, un
discurso simple y entendible. Eso sería lo primero que podríamos pedirle
a los partidos en campaña: un mensaje coherente que embone con la
circunstancia.
Mientras Peña Nieto insiste en presentarse como el candidato de la
eficacia, López Obrador ondea la bandera del cambio auténtico e insiste
en su superioridad moral. El primero sabe cumplir, el segundo es el
incorruptible que traerá la verdadera transformación. Los electores
podrán dejarse seducir por estos mensajes o reaccionar en su contra,
pero no cabe duda de que los ciudadanos pueden captar la idea central de
cada una de esas opciones. Si Peña Nieto es el cumplidor y López
Obrador el cambio verdadero, ¿qué busca el PAN? ¿Qué dice Josefina
Vázquez Mota? Que es diferente. ¿Diferente de quién? ¿De todos los
hombres? ¿De Calderón? ¿De los dos gobiernos panistas?
Si hay estrategas dentro del PAN y al interior de la campaña
presidencial, no se han decidido por el mensaje que quieren trasmitir.
Cada idea es desbaratada por el mensaje inmediato. La política del
consenso aparece así como la política de la indefinición o, tal vez, la
política de la contradicción. La candidata del partido en el gobierno
habla de su diferencia, pero nadie sabe en qué consiste la novedad. ¿Se
trata de la cuarta candidatura de oposición? ¿Quiere Vázquez Mota
construir una campaña que contraste con la política de Calderón? El
hecho es que la carta principal de su candidatura queda, de inmediato,
vaciada de contenido. Hablar de diferencia pero negarle sustancia.
¿Se trata acaso del intento de enfatizar la carta de género? Podría ser.
Que la carta del PAN sea mujer podría ser fogón para el entusiasmo. La
candidata podría hilvanar -¿por qué no?- un discurso sobre las
peculiaridades del liderazgo femenino en la circunstancia mexicana;
sobre el cambio cultural, el salto histórico que implicaría la
presidencia de una mujer, pero de inmediato la candidata tropieza con
los más vulgares tópicos del machismo: "tendré muchos pantalones", nos
advierte. Uso falda pero gobernaré como hombre, parece decir. El ser
diferente de la campaña de Vázquez Mota es nada.
Vázquez Mota ganó cómodamente la candidatura del PAN, pero no asumió el
liderazgo del PAN ni ha tomado el control de su propio equipo. Si una
campaña electoral es, en primer lugar, una prueba de liderazgo, Josefina
Vázquez Mota la está reprobando aparatosamente. No ha logrado definir
la agenda de la contienda, no ha formado un grupo compacto y eficaz, no
ha hecho sentir su voz. Lo más grave, a mi juicio, es que estas semanas
han demostrado que Vázquez Mota no tiene los reflejos en su sitio. Ante
la catástrofe de su campaña no acierta a dar el golpe de autoridad que
requiere sino que acude a la fotografía de la unidad. Instinto de
politburó.
En lugar de reconstituir su equipo para formar un compacto grupo de
colaboradores que le permitan planear inteligentemente y reaccionar con
agilidad, anuncia que todo el padrón de panistas está con ella. En lugar
de desprenderse de quien no funciona, cesa a un colaborador que comete
el pecado de oprimir una tecla equivocada.
Lo peor para la causa del PAN ya sucedió. Los constantes errores de
Vázquez Mota han logrado lo improbable: ver con nuevos ojos a Peña Nieto
y a su equipo. Frente a la torpeza habitual de la campaña panista,
aparece un equipo priista al que no puede negársele eficacia, claridad,
profesionalismo.
El PAN tuvo durante décadas la fortuna de definirse por contraste. A 12
años de haber ganado la Presidencia tenía el deber de definirse por
afirmación. Josefina Vázquez Mota expresa la mudez del PAN para definir
en positivo su propia identidad
Leído en http://www.elnorte.com/editoriales/nacional/684/1367139/
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