Los resultados preliminares de la encuesta de seguimiento diario Milenio-GEA/ISA sobre la elección de jefe de Gobierno del DF, que se darán a conocer a partir de esta noche, marcan una clara ventaja del candidato de las izquierdas, Miguel Ángel Mancera.
A juzgar por esta y otras encuestas, la capital será de los pocos frentes donde el PRI peñanietista se batirá en retirada. La derrota puede ser dura, penosa.
El panorama para el PRI era muy diferente a finales de 2011. La candidata Beatriz Paredes se perfilaba para poner fin a década y media de gobiernos del PRD. Pero la selección de Mancera desbarató instantáneamente esa creencia. El ex procurador de Justicia surgió como la figura natural de continuidad de la exitosa gestión de Marcelo Ebrard. Bastó que prometiera más seguridad y más libertades.
No recuerdo en veintitantos años de cubrir elecciones una candidatura tan bien aceptada. Y es lógico. Los capitalinos están contentos con el gobierno de Ebrard, lo evalúan muy bien. Y Mancera pinta para profundizar lo mejor del ebrardismo y reparar las abolladuras del desgaste.
Al contrastar las cifras del DF con las de la encuesta nacional, donde López Obrador amanece a 34 puntos de Peña Nieto y a 11 de Josefina, vuelvo a pensar que el candidato era Marcelo, carajo.
Así como el 2000 fue entre la continuidad del PRI y el cambio, el 2012 era entre el regreso de un PRI “restaurado” y una izquierda racional, seria, moderna, progresista.
Pero Marcelo dudó. Cuando se decidió, era tarde. Aun así, supongo que la noche del 1 de julio brindará, feliz, por la inobjetable victoria en la ciudad.
Y por la derrota de la terca, narcisista izquierda mesiánica.
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