lunes, 9 de abril de 2012

Puig - El buen arranque de López Obrador


“Esta elección será de tercios —le dijo Andrés Manuel López Obrador a Denise Maerker hace unos días. Eso es lo que nos dará la oportunidad de ganar”.  
López Obrador anuncia lo que desea. Viejo lobo de mar sabe que esa es su única oportunidad —y la de Vázquez Mota— de llegar a Los Pinos.
Actúa en consecuencia, es generoso con la panista, duro con el priista.
Sus conferencias mañaneras le dan un espacio en los medios y portales que no tendrán sus adversarios. Durante la Semana Santa, antes de tomarse un par de días de descanso, dio un par de entrevistas radiofónicas. Sabe que la manera en que construyeron la coalición que lo apoya —total en lugar de parcial— le quitó spots frente a sus adversarios, quiere achacar ese déficit a una especie de nuevo complot, pero es resultado de malas decisiones de los partidos que lo lanzaron.
Lo cierto es que necesita compensar con cada línea ágata posible, cada minuto en los medios.
Descalifica públicamente las encuestas pero las mira todos los días y actúa en consecuencia.
La cotidiana de MILENIO-GEA/ISA ya ha premiado su buen arranque:
El 30 de marzo, Andrés Manuel López Obrador tenía 11.1 de las preferencias brutas. La publicada el 7 de abril le da 16.6. Son 5 puntos y medio de ganancia. Muchos votos.
Sus adversarios apenas y han movido los indicadores: en el mismo lapso, Vázquez Mota después de unos días de caos y tropiezos crece 0.1; Peña Nieto, anclado a miles de espectaculares y spots, 2.1 (utilizó aquí los resultados brutos).
La caída en el número de indecisos ha sido la ganancia del Peje.
López Obrador ha exigido 12 debates y ha invitado a los medios a convocarlos. Otro acierto en busca de más espacios en la televisión y el radio. Si los panistas de Vázquez Mota no anduvieran en el desorden que andan ya deberían haberse unido a la petición para, tal vez, obligar a Peña a participar.
Para mantener su ventaja, el priista requiere de una campaña con eventos y ambientes absolutamente controlados, spots de primera, anuncios espectaculares como de Palacio de Hierro. Los debates son un riesgo que no quisiera correr.
Un par de focos amarillos deberían preocupar a López Obrador: la falta de coordinación —a veces bronca abierta— en algunos estados entre los partidos que integran su coalición. Y a juzgar por lo que uno ve en el Distrito Federal, no parece que la campaña tenga el control del dinero, sino los partidos. En toda la capital es difícil encontrar un anuncio espectacular de López, ni siquiera un pendón. Todo es para otros candidatos.
El candidato de las izquierdas tiene cuatro semanas y un debate el 6 de mayo para lograr acercarse a Peña Nieto. Si la encuesta del Día de las Madres lo tiene a 15 puntos, no habrá manera.
Por lo pronto es el que mejor arrancó, a decir de las encuestas en las que dice no creer

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Por favor, sean civilizados.