domingo, 26 de agosto de 2012

José Luis Lezama - La soya y la destrucción amazónica

José Luis Lezama
La familia Maggi representa uno de los más notables ejemplos del éxito y las bondades de la globalización. Ejemplifica también la capacidad de leer y aprovechar los cambios que tienen lugar en el mundo de hoy, moviéndose con destreza en los hostiles territorios de la economía y la política en tiempos mundiales de ansiedad y turbulencia. Pero ilustra particularmente lo que para la globalización representan la naturaleza, los pobres y los indios. Blairo Maggi, ex gobernador del estado de Mato Grosso, en el Oeste de Brasil, ha sido considerado el más importante productor y rey de la soya mundial. Pero Erai, su primo pobre que migró del sur hacia el Mato Grosso en los ochenta, se muestra orgulloso de haberlo destronado. En 2010, Erai Maggi sembró más de 220 mil hectáreas, cosechando 660 mil toneladas de soya.

Erai parece feliz en medio de la alarma mundial desatada por la sequía en Estados Unidos, que ha provocado una preocupante subida en los precios. Está ya preparado para sembrar en el ciclo 2012-2013, que empieza en septiembre, 24 por ciento más de soya que la cosecha anterior. Brasil mismo espera producir el próximo año, si el clima y otras contingencias lo permiten, 83 millones de toneladas de soya y desbancar a Estados Unidos como el principal productor mundial. Más del 30 por ciento de esta soya está ya vendida en el mercado de futuros de Chicago.



Los Maggi llegaron al negocio de la soya en el tiempo apropiado, beneficiándose de diversos factores que hicieron superar con creces sus sueños más delirantes de grandeza. La demanda y el precio de la soya se han incrementado en las últimas décadas. Y no es la soya usualmente asociada a la dieta de los vegetarianos por sus cualidades nutritivas, o la que tradicionalmente se consume en oriente para la preparación de sus preciados alimentos, como son el Tofu chino, el Tempeh indonesio o el Miso japonés. La soya que ha subido la demanda y los precios es la que se utiliza para alimentar a las vacas, los cerdos y los pollos, la cual sustituyó a la proteína animal con la que anteriormente se engordaba al ganado, después de la histeria provocada en Europa por la llamada enfermedad de las vacas locas.

La clase media china e india han jugado también su parte en el actual boom de la soya. No sólo aumentaron su poder adquisitivo, sino que incorporaron en mayor medida a la carne como parte de su dieta. Brasil, que a diferencia de Estados Unidos y Argentina, no producía el grueso de su soya con transgénicos, se convirtió en el principal proveedor de soya sana y segura para el mercado europeo y asiático. Un factor más del auge mundial de la soya y de la familia Maggi tiene que ver con la utilización del maíz y otros productos agrícolas para la fabricación de biocombustibles, sobre todo en Estados Unidos y Brasil.

Internamente, en Brasil, el presidente Lula parecía necesitado de fortalecer la economía nacional, la agricultura, la moneda, las exportaciones y sustentar en los productos del campo su política de apoyo a los pobres urbanos: la producción de soya y su exportación al mercado exterior apareció como una opción redituable. Los científicos brasileños no se mantuvieron al margen. Desarrollaron una tecnología de fertilización que permitió hacer productiva las ácidas tierras de la Sabana del Mato Grosso, por medio de una combinación de fósforo y limo.

El auge de la soya, de la ganadería, de la minería y otras actividades económicas en Brasil han tenido un costo muy grande para la naturaleza, sobre todo en el Mato Grosso y la cuenca amazónica en general. También los indios y los campesinos han padecido de despojo y violencia. La OIT y el Departamento del Trabajo de Estados Unidos sostienen que algunos productos que se exportan de Brasil se obtienen mediante trabajo forzado, la tala ilegal de tierras protegidas y en territorios de indios. La OIT documentó, en 2008, la existencia de 40 mil trabajadores esclavos.

Erai Maggi puso en práctica una estrategia de plantación de soya que resume e ilustra el proceso de deforestación en Mato Grosso y en la Amazonia en general. Concentró grandes cantidades de tierra en la Sabana, comprándosela a ganaderos amenazados por algunas leyes ambientales federales. Los ganaderos se movieron más al norte, penetrando y deforestando bosques mundialmente valiosos. Hoy día la soya no sólo se produce en Mato Grosso sino también en la selva tropical amazónica, liberando millones de toneladas de CO2.

En el año 2005, el periódico británico The Independent exhibió a Blairo Maggi como el principal violador del Amazonas, quien lo negó vehementemente. Estos y otros de sus méritos les fueron reconocidos por Greenpeace al otorgarle el Premio Motosierra de Oro, por sus grandes contribuciones a la destrucción de la naturaleza. Los Maggi no obstante se consideran benefactores de la humanidad y han sostenido que producir cada vez más alimentos bien justifica acabar con la selva amazónica.

 
www.joseluislezama.com 

Leído en: http://noticias.terra.com.mx/mexico/politica/jose-luis-lezama-la-soya-y-la-destruccion-amazonica,a826fa3942e59310VgnVCM20000099cceb0aRCRD.html

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