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| Pablo Hiriart |
La fotografía del acto de promulgación de la Reforma Política, publicada ayer en la portada de La Razón , encierra la principal lección del sexenio.
Ahí están Felipe Calderón, el Presidente de la Suprema Corte, Manlio Fabio Beltrones, José González Morfín, el dirigente nacional del PAN y el del PRI, Madero y Pedro Joaquín, respectivamente.
Es decir, el sexenio termina tal y como empezó. Panistas y priistas con los titulares de los poderes Ejecutivo y Judicial. El PRD, PT y Movimiento Ciudadano se excluyeron.
Así fue y así va a ser. No hay ni habrá nada nuevo bajo el sol, mientras la izquierda tenga dueño.
La Reforma Política fue aprobada por todos los partidos en el Senado y en la Cámara de Diputados.
¿Por qué no asistieron los representantes del PRD a la ceremonia de su promulgación?
Porque el dueño de la coalición de izquierda no les dio permiso. O para no hacerlo enojar.
Así comenzó el sexenio del Presidente Calderón: los partidos que apoyaron la candidatura de López Obrador se resistieron y hasta lanzaron golpes (Santiago Creel lo recordará) en la sesión de Congreso General para evitar que el ganador de los comicios tomara posesión.
Los dirigentes de esos partidos estuvieron en la plancha del Zócalo para avalar esa bochornosa pantomima del “presidente legítimo” de México.
Le hicieron el juego durante tres años, en los que ni siquiera le daban la mano a Calderón.
Luego de la elección intermedia, en 2009, panistas y priistas perdieron la ubicación.
El PRI le regateó un punto al IVA de los dos que pedía el PAN, y éste reveló acuerdos privados con los priistas que terminaron por quitar de Bucareli a un excelente secretario de Gobernación.
El PAN se echó en brazos del PRD sin obtener nada a cambio: en la elección presidencial no ganó en ninguno de los estados en que hizo alianza con el PRD para las gubernaturas.
La historia se repite. Igual que hace seis años, los legisladores del “movimiento” acordaron dar parte de su dieta para AMLO.
Los partidos de izquierda (salvo excepciones personales) van a someterse a lo que diga su propietario. Y lo que piensa ya lo dijo: “no hay pacto más que invalidar la elección presidencial”.
Panistas y priistas tendrían que cotejar la foto de ayer con la del día en que Felipe Calderón asumió la primera magistratura: Zermeño, Beltrones y el Presidente de la Corte. Y enmarcarlas ambas, para que no se les olvide.
A partir de esa realidad, acordar una serie de reformas que están atoradas, además de medidas que promuevan empleo de calidad, inversión, atención a la juventud y seguridad.
Después, en las elecciones, si quieren sáquense los ojos. Pero a la hora de gobernar sólo se cuenta con ellos mientras la izquierda tenga dueño.
phl@razon.com.mx
Twitter: @phiriart
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