Ricardo Alemán |
¿Cómo va a explicar, el señor Andrés Manuel López Obrador, que su trabajo político del último sexenio fue financiado mediante una grosera fórmula de lavado de dinero público?
¿Dónde va a quedar la cacareada superioridad moral, éticas, de un político como AMLO, que juró y perjuró que él no roba, que él no es transa, que él es puro –que su reino no es terrenal–, y que el origen del dinero para su proyecto se lo regala “la gente”?
¿Qué van a decir ahora, cientos o miles de fanáticos de AMLO que durante años nos insultaron cuando denunciamos en éste y otros espacios que eran muchas las evidencias de que AMLO depredaba los gobiernos y los congresos de las izquierdas, para obtener dinero público para su proyecto político?
¿Con qué calidad moral, ética –y con qué “cachaza”–, puede reclamar una elección limpia, un político como AMLO, que por años utilizó dinero público y de procedencia dudosa –lavado por sus empresas–, para vivir y para hacer política?
Hoy queda claro que una –sólo una–, de las vías de financiamiento para el proyecto político de AMLO –y para su manutención y la de su familia–, es el dinero público lavado por tres empresas propiedad de AMLO y su claque.
Y las empresas, como lo reportó “El Universal” de manera ejemplar, son “SAD Desarrollo y Transparencia”, que recibió poco más de 93 millones de pesos; “AFK Comunicación Creativa”, que recibió 18 millones de pesos; y “AAR Consultores de Negocios”, que apenas alcanzó a depredar 315 mil pesitos. Pero a eso se debe sumar el “pase de charola” a empresarios –por cientos de millones de pesos– que también documentó “El Universal”.
Hoy se responde parcialmente la pregunta que desde diciembre de 2006 formulamos en este espacio; “¿De qué vive AMLO?”. Ya sabemos que vive de dinero público que sale del GDF y que, a través de sus empresas, lavan los genios financieros de “honestidad valiente”.
Pero la pregunta persiste. ¿De qué vivió, durante todo un sexenio, el señor Andrés Manuel López Obrador?”. ¿De qué vivieron su familia, su equipo cercano de colaboradores? ¿De dónde salieron los montones de dinero que cuesta realizar una campaña electoral permanente a lo largo de todo un sexenio? ¿De verdad cuesta 110 millones de pesos que, en promedio, es el dinero del GDF que lavaron las tres empresas citadas?
Está claro que no. Es evidente que las tres empresas mediante las cuales AMLO lavó dinero procedente del GDF –y las cuales dio a conocer “El Universal”– son apenas la punta de una larga madeja de operaciones financieras fraudulenta que –como lo dijimos aquí en repetidas ocasiones– alcanzaron a no pocos gobiernos estatales del PRD, como Michoacán, Baja California, Zacatecas y otros.
Pero existieron otras formas de financiamiento, como la venta de candidaturas –una de ellas a Martín Esparza, denunciada por ex trabajadores del SME, y que habría costado 60 millones de pesos–, y el escándalo en que se ha convertido la venta de la candidatura de Jaime Bonilla Valdez, próspero empresario de Tijuana, Baja California, quien amparado en la doble nacionalidad habría canalizado dinero proveniente del Partido Republicano a Morena, y que el sábado venidero será diputado federal por el PT.
Resulta que Bonilla es propietario de frecuencias radiales en el estado de California, en Estados Unidos, y en Tijuana. Es miembro activo del Partido Republicano, fue responsable de las finanzas del ex candidato presidencial Jon Mccain, en California, y ocupó un puesto directivo en el organismo operador de agua en el distrito de Otay, también en California.
En México, el ultraderechista se adueñó de la representación de Morena, a la que financió desde su nacimiento, al tiempo que utilizó sus frecuencias de radio para difundir la campaña de AMLO. Todo a cambio de una candidatura plurinominal, como diputado federal por el PT, a pesar de que su nacionalidad ha sido severamente cuestionada.
Pero no es todo. El abundante dinero que canalizó Jaime Bonilla a la campaña de Andrés Manuel López Obrador llevó al tabasqueño a nombrar al ultraderechista norteamericano, como su “representante personal” en el estado mexicano de Baja California. En pocas palabras, que un militante activo del Partido Republicano de Estados Unidos será a partir del sábado próximo miembro del Congreso mexicano. Y todo gracias a que AMLO vendió diputaciones al mejor postor.
EN EL CAMINO.
Y Marcelo pide aclarar las actividades del la CIA en México.
Leído en: http://www.zocalo.com.mx/seccion/opinion-articulo/amlo-el-cochinero
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