martes, 18 de septiembre de 2012

Ricardo Alemán - Marcelo, el PRI que lleva dentro

Ricardo Alemán
Nadie puede poner en duda –a riesgo de incurrir en una fea muestra de mezquindad– que la gestión de Marcelo Ebrard es una de las más aplaudidas por los habitantes del Distrito Federal.

Por la misma razón, nadie podrá negar que Marcelo Ebrard es uno de los mejores gobernantes de la capital del país. Claro, si lo comparamos con las exitosas regencias de Ernesto P. Huruchurtu y del profesor Carlos Hank González, sin cuyas obras no se entendería y no sería viable la capital.

Más aún, sería ocioso –y grosero– negar que gracias a la gestión de Marcelo, hoy la capital del país es un espacio impensable de libertades ciudadanas en donde se respira tolerancia para interrumpir un embarazo no deseado, para el matrimonio de personas del mismo sexo, para la adopción de hijos por parejas del mismo sexo y…




Resulta palpable –para los que tienen dudas– que sin la gestión política de Marcelo y sus “muchachos”, no habría sido posible sacar al comercio ambulante del Centro Histórico y convertir ese espacio en uno que compite con lo mejor del mundo. Y, por la misma razón, sería necio negar la importante construcción de infraestructura urbana, que le cambió la fachada y la vida a no pocos rincones de la ciudad.

Sí, resultó tan buena la gestión de Marcelo Ebrard –o acaso la menos mala de las administraciones– que el triunfo arrollador de Miguel Ángel Mancera –como candidato a jefe de gobierno del Distrito Federal– se debe, en buena medida, a la popularidad y aceptación del trabajo de Marcelo.

Sin embargo, si de congruencia se trata, también debemos reconocer que “la otra cara de la moneda” de la gestión de Marcelo Ebrard no resulta nada saludable; no puede y no debe recibir el aplauso ciudadano y, lo más grave, no se puede y no se debe ocultar. ¿Por qué?

Porque por más que Marcelo Ebrard se maquille como un político de izquierda, por más que se presuma como un demócrata, por más que hable de izquierda moderna, por más que diga que es un liberal de izquierda y hasta un socialdemócrata, lo cierto es que en sus acciones no puede ocultar al PRI que lleva dentro.

En efecto, los simpatizantes y seguidores de la mal llamada izquierda mexicana no pueden olvidar que Marcelo y su “carnal” Camacho, son dos de los más acabados productos del salinismo. No deben olvidar los ingenuos “ternuritas” del #132 –a los que apoya abiertamente Marcelo– que incluso más que Peña Nieto, el saliente jefe de Gobierno, Marcelo Ebrard, lleva al viejo PRI en su genética. Y si tienen dudas, basta echar una mirada al más reciente evento de Marcelo; al último Informe de Gobierno.

¿Por qué creen que Marcelo Ebrard condicionó su informe a que la Asamblea no lo cuestionara? Por elemental, la respuesta es burda.

1.- Porque no tolera la crítica; porque los críticos de su gestión son vistos como enemigos y porque está lejos del demócrata que presume.

2.- Porque no cumplió por ahí del 40% de sus promesas de campaña, de hace seis años. Y si tienen dudas, revisen el “contrato social” que prometió. No hizo una nueva Constitución, no cambió el sistema de agua potable, no acabó con los microbuses, no acabó con los ambulantes, no hizo una administración eficiente, austera y transparente, no realizó 10 de las líneas del Metrobús, no transformó la recolección de basura, no…

3.- Porque durante décadas, la izquierda cuestionó el control que ejercían los groseros gobiernos federales del PRI, sobre el Congreso. Y en el DF, el Gobierno capitalino convirtió a la Asamblea Legislativa en ofensivo apéndice que sólo sirve para tapar sus irregularidades.

4.- Porque al más puro estilo del viejo PRI, Marcelo Ebrard brinda impunidad a pillos como los del SME, entre otros, mientras que manda apalear a quienes lo cuestionan y reclaman derechos elementales.

5.- Porque al más puro estilo priísta, Marcelo convirtió en feudo de aplaudidores, espacios como el Centro Histórico, el Zócalo, La Alameda, Bellas Artes y el Monumento a la Revolución. Y ay de aquel que se atreva a cuestionar ese manejo patrimonial priísta, porque entonces es “enemigo de la causa”. 

Y por increíble que parezca, un gobierno de izquierda, como el de Marcelo, mandó ocupar con acarreados los alrededores de Donceles. ¿Para qué? Para garantizar el informe de un virrey. Y claro, el informe lo contestó uno de los leales de Marcelo. A modo, claro.

¿Qué no son prácticas del más rancio PRI? ¿Qué tal con la izquierda moderna, democrática, progresista, liberal..?. ¿Y así quiere ser presidente?

EN EL CAMINO

Por cierto, a la “procu” del DF le dieron todos los datos de una ladrona de casas y… la “procu” le brinda impunidad. ¡Chulada de gobierno!

Leído en: http://www.zocalo.com.mx/seccion/opinion-articulo/marcelo-el-pri-que-lleva-dentro

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