Anthony de Mello 1931 - 1987 |
Una vez visitó un cristiano a un maestro Zen y le dijo:
- Permítete que te lea algunas frases del Sermón de la Montaña.
- Las escucharé con mucho gusto, – replicó el maestro.
El cristiano leyó unas cuantas frases y se le quedó mirando.
El maestro sonrió y dijo:
- Quienquiera que fuese el que dijo esas palabras, ciertamente fue un hombre iluminado.
Esto agradó al cristiano, que siguió leyendo.
El maestro le interrumpió y le dijo:
- Al hombre que pronunció esas palabras podría realmente llamársele Salvador de la humanidad.
El cristiano estaba entusiasmado y siguió leyendo hasta el final.
Entonces dijo el maestro:
- Ese sermón fue pronunciado por un hombre que irradiaba divinidad.
La alegría del cristiano no tenía límites. Se marchó decidido a regresar otro día y convencer al maestro Zen de que debería hacerse cristiano.
Al regresar a su casa, se encontró con Cristo, que estaba sentado junto al camino.
- ¡Señor, – le dijo entusiasmado
- He conseguido que aquel hombre confiese que eres divino!
Jesús se sonrió y dijo:
- ¿Y qué has conseguido sino hacer que se hinche tu ‘ego’ cristiano?
Leído en: http://www.losdespiertos.com/desphistoria/mello.htm#maestro
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