jueves, 11 de octubre de 2012

Rafael Loret de Mola - Problemas sociales

Rafael Loret de Mola
Hablemos de otra cosa y dejemos a la política descansar hoy. ¿La razón? No pocos lectores insisten, con razón, es que necesitamos, todos, insistir en un punto fundamental: los problemas sociales que han sido ignorados, marginados o simplemente mal atendidos a lo largo de los dos sexenios panistas tras la primera alternancia en el 2000. Doce años, nada menos, en los que, por otra parte, los ricos lo son más –contamos con el mayor multimillonario del planeta mientras arrastramos índices de pobreza disfrazados desde la administración Fox cuando dejó de considerarse depauperados en extremo a quienes ganaban dos dólares al día, así, nada más, por decreto-, y la miseria avanza imparable con o sin relevos partidistas. 

Entre otras cosas, como explicamos ayer, quienes debían ser representantes populares para dar sustento a la soberanía que “recala en el pueblo”, han pasado a defender los intereses facciosos de sus respectivas dirigencias sin el menor ánimo de dialogar para, siquiera, ponerse de acuerdo con los principios fundamentales y sustentables de la República. En otras palabras: la ambición de unos cuantos miembros de la clase gobernante ha roto con la cadena separándose dramáticamente de una sociedad cada vez en mayor estado de indefensión. 




Lo anterior, por supuesto, conlleva severos riesgos de estallidos sin que tal suene a la visceral visión del icono de la izquierda, empeñado en negar los hechos consumados aunque carezca de elementos para probar sus asertos; le van quedando por ello pocos adeptos, entre ellos los ladinos como Ricardo Monreal Ávila, quien fuera uno de los más avezados “rudos” del priísmo cuando pasó por primera vez por la Cámara baja y este partido le negó la candidatura al gobierno de Zacatecas. 

Simplemente: cuando las distancias entre las clases sociales se ensanchan las rutas de la rebeldía lo hacen también. Es muy sencillo entenderlo y de allí claro, la notoria preocupación, bajo la lupa de la reforma laboral contraria a los intereses de los trabajadores en el fondo, sobre las mancilladas banderas sociales que otrora marcaban los equilibrios y aseguraban, por ende, la estabilidad. 

Observemos tres rubros específicos: alimentación, salud y bienestar general. 

1.- En materia alimentaria se perdieron las viejas panaceas tales como la anunciada autonomía respecto a la producción de granos básicos, como el maíz y el frijol, que evitaba la importación de tales productos, básicos para el sustento de millones de mexicanos. De pronto, la escasez produjo el imperativo de traer de fuera estos nutrientes demostrándose que, en materia de competitividad, vamos hacia abajo. Muchas veces comentamos, a lo largo de los años recientes, que quienes manejaban los números y explicaban la buena marcha de la economía, se olvidaban de un factor fundamental: la verdadera riqueza de un país no se asienta sobre el papel de las divisas sino, más bien, es consecuencia de su capacidad productiva. Sin organización ni buenos precios, los agricultores mexicanos sencillamente se asfixian con todo y el antiguo paternalismo priísta que nunca fue la solución. Lo comprobamos ahora. 

Algo más: a cambio de ello, no disminuye el flujo de drogas –las sudamericanas y las nuestras, como la marigüana la amapola-, hacia los Estados Unidos se mantiene intacto a pesar del regadío de sangre, ochenta mil cadáveres nada menos de acuerdo a los listados no oficiales, por todo el país. Ni un gramo menos de cocaína ha dejad de enviarse al país de las grandes hipocresías, los Estados Unidos, en donde los “padrinos”, con vinculaciones muy altas igual que en México, no son siquiera investigados y perseguidos; al contrario, se les protege cambiándoles de personalidad, ubicación y físico, cuando son descubiertos. 

Ello incide, por supuesto, en la degradación alimenticia porque se privilegia, en las fronteras, el paso de otro tipo de mercancías –para allá la droga; para aquí, la ropa usada, negocio que dominó hasta su asesinato el comandante Guillermo González Calderón quien me confesó haber sido él quien inició las matazones de líderes políticos por órdenes de Miguel de la Madrid, concretamente los asesinatos de Román Gil Heraldes y Francisco Xavier Ovando, neocardenistas de cepa-. Siempre perdemos. 

2.- No puedo explicarme la razón por la cual los medicamentos son más caros en nuestro país que en ninguna otra parte. Es tal el margen que, abaratando los “similares”, pudieron financiar una costosísima e inútil campaña presidencial, la de Víctor González Torres, el “doctor Simi”, y todavía éste se da arrebatos de gran multimillonario. Así y todo, las florecientes cadenas farmacéuticas, por toda la República, nos habla de cuan rendidora es la inversión gracias a los elevados márgenes de ganancia. 

¿Sabían ustedes que, por ejemplo, en España, una nación que presume de integrar el primer mundo pese a su caótica crisis de empleo, las medicinas cuestan tres veces menos que en México? También allí se crearon clínicas especializadas para el tratamiento de los drogadictos con dotaciones que, poco a poco, tendían a aminorar la dependencia. Sorpresivamente, junto con el auge del tráfico de estupefacientes hacia Europa y convertida España en la puerta de entrada de los cárteles colombianos y mexicanos, los buroes de salud dejaron de funcionar sin mayores explicaciones por parte de las autoridades. Y el experimento iba bastante bien, por cierto. Ahora, ¿cómo quejarse de los extremismos por la ausencia de trabajo, cuando el 24 por ciento d la población productiva está desempleada en la cuna de Cortés? Muchos de los manifestantes contra quienes arremete la Guardia Civil con fiereza, van drogados a lanzar consignas. Pero esto acaso, ¿le resta verosimilitud a las demandas? 

3.- En cuanto al bienestar general es obvio que va a la baja. Son mucho menos los satisfactores porque, claro, el poder adquisitivo se esfuma como si se tratara de un elemento etéreo. No puede ser de otra manera, demás, con una reforma laboral que resta derechos y conquistas a los trabajadores bajo el pretexto de lograr con ello una mayor competitividad en los mercados del exterior. La injusticia social que ello conlleva puede determinarse a partir, entonces, de la odiosa globalización. 

Son pocos –salvo quienes fueron incondicionales de Fox y Calderón y pudieron beberse el presupuesto federal hasta con festines por una Revolución por ellos negada durante décadas-, quienes pueden acreditar vivir mejor ahora que hace doce años. Hagamos memoria para recordar que la propaganda utilizada por Ernesto Zedillo, con miras a salvarse de la quema, es similar a la de Calderón en esta hora de su finiquito. Ya sólo falta un mes y poco más de medio; nada, en términos del juicio histórico ya iniciado. Y esto, aunado a las muertes de inocentes, será el elemento que prive a la hora de la sentencia final porque, además, conlleva una monumental mentira: la promesa hecha a sus hijos de que, por su obra, habrían de avizorar un México mejor en el año 2025. Si lo logramos hasta entonces no será a causa de calderón precisamente... y dudamos que así sea por desgracia. 

No olvidemos: ser optimista en estos tiempos es caer en la demagogia; pero el pesimismo sin remedio privilegia a quienes pretenden explotarnos. Unja paradoja terrible. 

Debate 

Fox cuando asumió la Presidencia en 2000 se dijo sorprendido por cuanto “no sabía” de los programas gubernamentales de su antecesor, el gran simulador Ernesto Zedillo, gran servidor de multinacionales como lo fue igualmente Vicente con sus contribuciones laborales a la Coca-Cola. Entonces se planteó modificar su discurso sobre el cambio, tan sonoro como falso, en una explicación somera, superficial, sobre la continuidad, esto es la antítesis de su proclama de campaña. Y seguimos en la misma línea, sobre todo en materia económica bajo los estrictos lineamientos del Fondo Monetario Internacional. A esto, precisamente, juzgan como un éxito los panistas manipuladores. 

El hecho es que, seis años más tarde, Calderón convirtió al “ex” Zedillo en uno de sus principales confidentes y acabó actuando como él: acaso prohijando una nueva alternancia, ahora al revés, con tal de cubrirse las espaldas y gozar de la tradicional impunidad. No hubo, por tanto, transformación política alguna –ni la reforma integral prometida porque Felipe fue incapaz de hacer algo más que presentar una iniciativa sin consensos-, ni modificaciones estructurales siquiera para corregir aquellos rubros de la historia inexplicables, sobre todo en cuanto a los magnicidios y genocidios padecidos. Vamos, ni siquiera pudieron aclararse las extrañas muertes de algunos de los iconos del panismo de ayer y de hoy, desde la de Manuel Clouthier hasta las de Juan Camilo Mouriño y Francisco Blake Mora, dos de los ex secretarios de Gobernación del calderonismo. 

Lo anterior es oportuno recordarlo porque, al calor de la reforma laboral, el presidente electo, Enrique Peña Nieto, parece sumar empeños con el panismo descalificado; no olvide que, además de su imagen mediática, su victoria comicial –pese a las sospechas y acusaciones de la izquierda por la inequidad-, se debió, en buena medida, a las descalificaciones sobre el “sexenio de la violencia” y al imperativo de alcanzar la paz... esperemos que sin necesidad de negociar con los grandes mafiosos y predadores. Sería una vergüenza que el retorno del PRI y la falsa estabilidad se dieran a cuenta de privilegiar a los grandes criminales. Ya no hablemos de ética sino de simple sentido común. 

Esperemos que Peña no caiga en las mismas redes seductoras en las que anidaron Fox y Calderón. Pero, claro, su verdadero perfil lo conoceremos muy pronto, a partir del primero de diciembre. Los indicios no son, por ahora, muy buenos. 

La Anécdota 

Marcelo Ebrard Casaubón encabeza un homenaje a Rogerio Azcárraga Madero, fundador de Discos Orfeón y accionista principal de Radio Fórmula. Figúrense, ahora caigo en la cuenta más de dos décadas después de haber salido de esta difusora, de un día para otro, por haber dado voz al entonces senador Porfirio Muñoz Ledo quien criticó al señor Salinas de Gortari diciendo que era un chico que poseía “la cultura de MacDonalds”. 

Caigo en cuenta, sí, porque quien me llamó, a nombre del entonces regente, Manuel Camacho, fue el secretario general del DF, Marcelo Ebrard, para decirme que me había excedido y no había más que hacer respecto al noticiario que dirigía en el mismo horario y la misma estación en donde hoy transmite otro Loret de Mola, mi hijo Carlos. Cosas y sorpresas de la vida. Marcelo y Rogerio Azcárraga, además del difunto Gabriel Núñez, no pueden ser buenos ejemplos para hablar de libertad de expresión. Tengo pruebas de ello más que suficientes. 


E-Mail: loretdemola.rafae@yahoo.com.mx 

LA LIBERTAD NO SE INCUBA EN TODAS LAS ALMAS NI SE DA POR GENÉTICA. DEBEMOS GANÁRNOSLA CADA DÍA, NO SIN ENORMES SACRIFICIOS COMO DEMUESTRA LA HISTORIA. EN LO PARTICULAR PREFIERO QUE ME SIGAN SEÑALANDO COMO UN LOCO MÁS A CALLAR POR CONVENIENCIA. ALGO QUEDA, ALGO SE SIEMBRA. SIEMPRE.

Leído en: http://www.vanguardia.com.mx/problemassocialesconvivenciasaladahomenajealacarta-1389548-columna.html

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