viernes, 5 de octubre de 2012

Raymundo riva Palacio - Tres Marías espías en conflicto

Raymundo Riva Palacio

El 24 de agosto, el jefe de Estación de la CIA en México se comunicó con sus enlaces en el gobierno de Calderón para pedir ayuda
Un funcionario de alto nivel del gobierno de Estados Unidos dijo a la agencia de noticias AP que tenían fuerte evidencia circunstancial que policías federales que dispararon contra un vehículo blindado de la Embajada de ese país en México, cerca de Tres Marías, que trabajaban para el crimen organizado, habían planeado ese ataque como un atentado dirigido. Fuerte evidencia circunstancial no es prueba concreta, pero la declaración anónima confirma lo que desde la mañana del 24 de agosto pasado, la CIA aseguró a funcionarios del gobierno mexicano: sus agentes habían sido atacados durante una emboscada. ¿Por qué decirlo ahora? La racional de este tipo de iniciativas es generalmente por exasperación de que las cosas van muy lentas o simplemente no van.




La mañana del 24 de agosto, el jefe de Estación de la CIA en México se comunicó con sus enlaces en el gobierno del presidente Felipe Calderón para pedir ayuda porque un vehículo donde viajaban dos de sus agentes había sido atacado. No tenían ningún detalle, salvo que los habían querido asesinar. Esa mañana hubo reuniones de emergencia en la representación diplomática de todas las áreas de inteligencia para poder armar el primer rompecabezas del ataque. El fin de semana la CIA ya sabía que los atacantes le habían disparado al vehículo blindado con placas diplomáticas después de una persecución, donde uno de los automóviles agresores se emparejó a la camioneta, realizó una identificación ocular y comenzó el ataque.
Los disparos se concentraron en el medallón del vidrio trasero, la parte más débil del blindaje, y en el techo, que fue atacado, de acuerdo con sus testimonios y de un capitan de la Marina que los acompañaba, desde lo alto de los árboles. La CIA rompió la comunicación con el gobierno mexicano, mientras trataban de determinar de dónde había procedido la agresión. La lógica en Washington no era tanto que se castigara a los responsables, como saber quién era el autor intelectual. ¿Era un acto terrorista? Esa fue una sospecha muy sólida, pues ante la posibilidad de que fuera un cártel de la droga, la duda era si había actuado en coordinación con la mafia rusa —como se sospecha de la alianza con ella de una facción del Cártel de Los Zetas—, había sido un acto desesperado —mencionaban incluso como hipótesis que hubiera sido Jorge Eduardo Costilla, “El Coss”, jefe de una de las facciones del Cártel del Golfo, poco después arrestado—, u otra banda criminal —en esa zona operan desde hace años los hermanos Beltrán Leyva—, se encontraba detrás del ataque.
La postura de la CIA, sin embargo, no tenía consenso dentro de la Embajada. La DEA esparció información que contradecía las hipótesis de la CIA. Según información que trascendió, la DEA no tuvo, cuando menos en los primeros días después del ataque, ninguna información, que dieran alguna validez que el narcotráfico tuviera que ver en el episodio en Tres Marías. Sin embargo, en ambos casos coincidían en que había una decena de supuestos policías federales que vestían de civil, como los responsables de la persecución y el ataque, ninguno de los cuales se encuentra detenido.
Las declaraciones a la agencia de noticias AP reflejan que parte de la Embajada en México está comenzando a exasperarse por la lentitud de las investigaciones, no las que puedan hacerse públicas, sino lo que a ellos les interesa saber: quién fue, quién ordenó, quién pagó y por qué razón. Al ventilar las cosas en público, ejercen presión sobre el gobierno mexicano que, evidentemente, no ha satisfecho sus preocupaciones. La versión oficial sobre el incidente se mantiene en que fue una confusión. Los funcionarios estadounidenses la rechazan con sorna. “Esto no es algo como ‘vamos a sacudir a esa gente por una violación de tráfico’. Esto es ‘vamos específicamente a matar a esa gente en este vehículo’,” dijo uno de los funcionarios. “Esto no es algo como ‘oh, oh, nos equivocamos de personas’.” Están enojados. O cuando menos, la CIA y quienes respaldan sus hipótesis, perdieron la paciencia con el gobierno mexicano.
rrivapalacio@ejecentral.com.mx
twitter: @rivapa

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