Es secretario de la Comisión de Trabajo y Previsión Social de la Cámara de Diputados.
Décadas pasaron para poder conseguir una reforma mayor a la Ley Federal del Trabajo (falta todavía la aprobación del Senado para qué se convierta en norma vigente) y, a estas alturas, a nadie le queda duda de lo necesaria que resulta pues nada o casi nada es igual en el mundo del trabajo a lo que era por allá, en los años setenta del siglo pasado.
Habría que decir primero que promover estos cambios por la vía de una iniciativa de trámite preferente generó críticas e inconvenientes, pero también puso a prueba a esta recién incorporada institución jurídica a nuestra norma fundamental.
La Cámara de Diputados recién instalada tomó el reto que le envió el presidente Calderón, lo hizo con responsabilidad y aprobó una reforma sustancial en esta materia.
Para el Grupo Parlamentario del PRI analizar la iniciativa preferente fue ocasión y obligación para hacerlo con detenimiento, revisando y tomando en consideración el largo debate nacional que sobre el trabajo se ha venido sosteniendo desde hace tiempo en la sociedad.
Nos queda claro que el equilibrio entre los factores de la producción es la base para que exista y existiese estabilidad laboral en el país, eso tenía que ser el eje en el trabajo que estábamos realizando.
Había otras consideraciones, no se podía mediante la iniciativa preferente trastocar preceptos constitucionales, así que nada de lo que aprobáramos debía ser contrario al artículo 123 que regula la materia del trabajo y por el contrario impulsaríamos y aportaríamos en todo aquello que permitiera generar empleos, hacer más productivo el mercado, capacitar más a los trabajadores, hacer más eficiente la justicia laboral, profesionalizar a quienes la imparten.
Con esas ideas en la mente fuimos a la discusión y posterior aprobación de las reformas a la Ley Federal del Trabajo.
En el transcurso del debate han pretendido construirse mitos, por ejemplo, dicen que se pagarán siete pesos por una hora laborada, nada más falso, por el contrario se trata de que un joven pueda realizar un trabajo parcial para ayudarse y le paguen bien, justo del tamaño del trabajo que realice.
La reforma que se aprobó es importante también porque, respetando la autonomía sindical, incorpora principios a los que deben sujetarse la transparencia y la elección de dirigentes en los sindicatos, organizaciones que por cierto tienen una larga lucha para conseguir sus derechos legítimos y que mucho han aportado a la paz laboral en México.
El detalle de esta reforma nos alcanzaría para un largo y pesado texto de “derecho del trabajo” –que seguramente los habrá– pero, a nuestro modo de ver, lo que sencillamente esta reforma significa es oportunidad: oportunidad de empleos, de mejores salarios, de mayor productividad, de más empresas… Oportunidad de tener un mejor país.
Leído en: http://www.adnpolitico.com/opinion/2012/10/12/opinion-la-reforma-laboral-sinonimo-de-oportunidades
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