Yuriria Sierra |
Lo anterior fue publicado en un blog de la BBC el 5 de enero de 2008. Es apenas uno de los textos más light de los publicados en aquel espacio virtual. Al principio no se sabía quién escribía, poco tiempo después se supo que la pluma le pertenecía a Malala Yusufzai, una menor paquistaní de tan sólo 11 años, quien tuvo el valor de narrar los horrores cometidos por grupos extremistas que impedían que mujeres de todas las edades acudieran a la escuela, esto porque según interpretaciones fundamentalistas del Corán, el libro sagrado de los talibanes, lo decía. A su cortísima edad se convirtió en una luchadora, en una activista a favor del derecho de las mujeres (ella, casi una niña), de sólo ir a la escuela. Cuando en 2009 el Ejército de su país recuperó el control de la zona donde habita, Malala recibió el primer Premio Nacional de la Paz, además de galardones infantiles internacionales.
Pese a las condiciones, Malala no dejó de asistir a la escuela. En su cabeza, la situación con respecto a los talibanes le ocupaba más que cualquier otra, y ella, apenas siendo una niña: “Tuve un sueño terrible anoche en el que había helicópteros del Ejército y talibanes. Tengo esos sueños desde que se lanzó la operación militar en el Swat. Fui a la escuela con miedo porque el Talibán había emitido un edicto en el que prohíbe que las niñas vayamos a la escuela (…) Mis tres amigas se fueron con sus familias a Peshawar, Lahore y Rawalpindi después del edicto (…) Mientras iba a la escuela escuché a un hombre decir ‘Te voy a matar’. Apuré el paso y cuando miré hacia atrás el hombre venía detrás de mí. Pero, para mi gran alivio, él estaba hablando por teléfono así que debía estar amenazando a alguna otra persona...” Así escribía en otra entrada de aquel blog. Lejos de intimidarse ante las amenazas, Malala continuó con su labor, pero hace un par de días, aquel susurro se volvió realidad.
Fue al salir de clases que un hombre se acercó y le disparó, recibió impactos en la cabeza y en el cuello; fue sometida a una operación para extraerle las balas alojadas —una de ellas junto a la médula espinal— y aunque su estado es crítico, los médicos han hablado de su recuperación. Desafortunadamente, justo esa declaración de quienes atienden a Malala, provocó que el grupo extremista que se acreditó la agresión amenazara de nuevo con atacarla: lo que ellos desean es matarla.
Ayer, médicos confirmaban sobre el estado crítico de Malala, se dijo al principio que estaba en riesgo de tener daño cerebral, pero después también se notificó que la noche del miércoles, y después de la operación, pudo mover ligeramente sus extremidades, lo que se tomó como un pronóstico favorable aunque la condición crítica no ha cambiado.
Malala, considerada por los talibanes fundamentalistas como una traidora, es al mismo tiempo una heroína en su país y, ahora, también en el resto del mundo. Desde aquí, Malala, no te rindas.
Leído en: http://www.zocalo.com.mx/seccion/opinion-articulo/vamos-malala
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