Ustedes disculparán. Pero el espíritu vacacional (me) llegó antes. Han sido demasiados artículos sobre elecciones, partidos, reformas, discriminación, estudiantes, y otros, como para que en diciembre uno continúe por esa línea.
Los que nacimos en 1952 cumplimos este año 60. Estamos ya en la parte menguante de la vida. No son convenientes las frases edulcoradas en relación a la edad porque tienen el efecto de un bumerang: entristecen. Eso sí, voltear los ojos a lo que sucedía entonces tiene el aroma grato de la nostalgia, y en mi caso puedo entrar al túnel del tiempo porque una buena amiga me regaló un cuadernillo con el simple título: 1952: un año para recordar, un mini almanaque de la editorial Otras Inquisiciones. Se trata de un cofre del tesoro, un recuento de efemérides que nos transportan a un mundo ido o por lo menos evanescente. Acudo a él y lo cito y me lo apropio en extenso.
Hace sesenta años Isabel II se convirtió en la Reina de Inglaterra y hasta la fecha anda tan campante; el príncipe Carlos por ello sigue en la caja de bateo. En el 52 también murió Eva Duarte, Evita, la mujer de Perón, mito y mitote argentino que trasciende las décadas. Y hace también 60 años Dwight D. Eisenhower ganó por segunda vez la Presidencia de los Estados Unidos. Aquel era republicano; Obama, demócrata, hizo lo mismo seis décadas después. Los Estados Unidos hicieron pruebas de la bomba atómica en el desierto de Nevada y detonaron su primera bomba de hidrógeno en el Océano Pacífico. La Guerra Fría todo lo justificaba.
En México terminó en 1952 el sexenio de Miguel Alemán. Y en su último año el Presidente inauguró el aeropuerto central de la Ciudad de México, el auditorio nacional (antes municipal) y la Ciudad Universitaria. Al primero lo han remozado una y otra vez porque la rebelión de los machetes impidió la construcción de otro alternativo y necesario; el Auditorio es un recinto fantástico para escuchar música y tiene hasta hoy una vitalidad envidiable y CU está resplandeciente y los que llegamos a ella en 1970 todavía no nos queremos ir.
El 1o. de diciembre le colocaron la banda presidencial a Don Adolfo Ruiz Cortines. Era un viejito. Tenía 63 años (snif). Una de sus primeras acciones fue convertir a Baja California en un nuevo estado. En 1952 nacieron las empresas Bachoco, Minsa, Fud y Tubos de Acero. Huevos, harina de nixtamal, embutidos y cañerías. Productos para siempre, imprescindibles.
Nos informa el cuadernillo multicitado que si uno se paseaba por la Ciudad de México, podía ver las colas de gente entrando a la carpa Bombay, donde actuaban Resortes, Clavillazo, Manuel Medel. Pero también mirar a la Torre Latinoamericana en obra negra o anuncios espectaculares de brassieres Exquisite form que advertían que se trataba de "el único brassiere modelado sobre cuerpos humanos". (Quizá a los anteriores los ajustaban sobre las ubres de las vacas).
En el lejano 52 se estrenó en París Esperando a Godot de Beckett y se representó por primera vez en Londres La ratonera de Agatha Christie. Dos fórmulas distintas, quizá antagónicas. Teatro ensayo y teatro mal llamado comercial; aunque quizá no tanto, porque La ratonera sólo duró en cartelera 47 años. Mientras, por aquí no se hacían malos quesos. Se presentaron María Callas y Giuseppe di Stefano en el Palacio de Bellas Artes cantando Tosca de Giacomo Puccini.
Ese mismo año apareció publicado El viejo y el mar de Hemingway; mientras por acá, el Fondo de Cultura Económica (que larga vida tenga y ya tiene) ponía a circular el Confabulario de Juan José Arreola y Juan Pérez Jolote de Ricardo Pozas. 20 años después sería mi maestro de metodología en la Facultad de Ciencias Políticas de la UNAM. ¡Pero como de costumbre empiezo a desviarme! En 1952 apareció el primer número de Tele-Guía y también el primer cómic de Superman publicado por editorial Novaro. Me temo que los libros se leyeron y se leen menos que las guías del ocio y los "monitos".
El cine de Hollywood (¿hay otro?, perdón por el mal chiste) produjo Cantando bajo la lluvia, la excelente comedia musical de Stanley Donen y Gene Kelly, el western High Noon de Fred Zinnemann con Gary Cooper y la bellísima Grace Kelly, y el melodramón de Vincente Minnelli con Lana Turner y Kirk Douglas The bad and the beautiful, traducido con inmejorable precisión como Cautivos del Mar. Pero nosotros no nos quedamos atrás. 1952 fue el año de Dos tipos de cuidado de Ismael Rodríguez con nada más Pedro Infante y Jorge Negrete; única película en la que aparecieron juntos. Y de un clásico de Miguel Morayta que cada Semana Santa vuelve con empuje a las pantallas chicas: El mártir del calvario encarnado en Enrique Rambal. Una especie de evangelio hierático/chusco.
En el glorioso 1952 Jonas Salk inventa la vacuna contra la polio; en Nueva York se inauguran los semáforos con tres colores y John Gibbon Jr. realiza la primera operación de corazón abierto. Y si eso les parece poco, el 7 de noviembre El Santo le quitó la máscara a su archi enemigo Black Shadow.
Leído en http://www.educacioncontracorriente.org/index.php?option=com_content&view=article&id=67459:60-anos-jose-woldenberg&catid=14:maestros
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