El año que entra se dará un debate de la más alta importancia para el país: ¿qué tipo de Estado queremos, cuál es su costo y cómo puede financiarse? Si uno lee el Pacto por México, hay una propuesta de un Estado benefactor, muy activo y desarrollista. Eso lo apoyan los tres principales partidos políticos (PAN, PRI y PRD) además del nuevo Gobierno Federal. Muy bien. Pero 46 de los 95 compromisos firmados están sujetos a una reforma hacendaria. Esto, en buen español, significa que deben revisarse los gastos que realiza el sector público y también los ingresos incluyendo, desde luego, la posibilidad de elevar las tasas de los impuestos directos e indirectos.
¿Queremos los mexicanos un Estado benefactor que provea servicios universales de salud, seguros por desempleo y pensiones a los mayores de edad? Si la respuesta es positiva, que nada más quede claro que eso va a significar un aumento en los impuestos. ¿Queremos mejores policías? Lo mismo. ¿Queremos una educación de calidad con escuelas de tiempo completo? Ibidem. Y así nos podemos ir con todos los rubros que forzosamente implican la realización de una reforma hacendaria.
Ahora bien, más allá de justificar un incremento de impuestos para financiar nuevos proyectos gubernamentales, el Estado también debe convencernos que gasta bien y, sobre todo, que no se comenten abusos con el dinero del contribuyente. Digo esto porque cotidianamente aparecen historias en la prensa que demuestran el despilfarro de los dineros públicos. Tan sólo ayer aparecieron dos en periódicos distintos.
La primera nota asegura que el ex gobernador de Guanajuato, Juan Manuel Oliva, le "donó" siete millones de pesos del erario a la empresa Transportes Castores para crear empleos en la entidad. Al parecer el dueño de este negocio es amigo del gobernante, quien incluso lo apoyó para llegar a ser diputado federal. Yo no sé usted, pero yo no quiero que mis impuestos se utilicen para que un político le regale dinero a su cuate.
La segunda historia es que cincuenta integrantes del Comité Ejecutivo del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) y 54 secretarios seccionales se irán de viaje de fin de año, todo pagado, a un crucero por el Caribe. Saldrán de Miami y visitarán varias islas caribeñas. Todos podrán llevar a un acompañante. De acuerdo con la nota, fuentes del sindicato indicaron que el viajecito se pagará con las cuotas que se obtienen de los más de un millón de agremiados del magisterio. Correcto. Lo que no se dice es que el Gobierno Federal le otorga cientos de millones de pesos al SNTE cada año por diversos acuerdos en el contrato colectivo de trabajo, dinero que entra a la bolsa del sindicato y que éste gasta como se le pega la gana. Luego entonces, pueden pagar los cruceros al Caribe con dinero de las cuotas de los trabajadores porque reciben dinero del contribuyente para financiar sus otras actividades sindicales. Una vez más: yo no quiero que mis impuestos se utilicen para que Elba Esther Gordillo le regale viajecitos a su camarilla política.
Más allá de gastar bien, el Estado también tiene que demostrar que es equitativo en el cobro de los impuestos. Lo digo por otra noticia que apareció ayer. Resulta que los diputados aprobaron el programa Borrón y Cuenta Nueva para perdonarle a los estados y municipios el 60% de la deuda acumulada que tienen por pagos de Impuesto Sobre la Renta de sus trabajadores. Lo justificaron como una medida para aliviar la carga de deuda de los gobiernos estatales y municipales pero no aclararon de cuánto será esta condonación fiscal.
Se trata de una pésima señal por parte de los legisladores. De hecho, me parece un abuso escandaloso. Los gobiernos deberían ser los primeros en pagar los impuestos, sobre todo cuando se trata de retenciones que le han hecho a sus trabajadores. ¿Por qué le perdonan los impuestos a los gobiernos y no a las empresas?
En esto de pagar impuestos, o todos coludos, o todos rabones. No se puede tratar de manera diferente a ciertas entidades sólo porque "son gobierno". Mucho menos cuando se pretende subir los impuestos el año que entra. Fíjese usted qué maravilla: los partidos políticos quieren aumentar los tributos para financiar al gran Estado benefactor mexicano, pero le condonan el pago de impuestos retenidos a sus compadres de los gobiernos estatales y municipales. Qué vergüenza.
Twitter: @leozuckermann
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