martes, 4 de diciembre de 2012

Ricardo Alemán - Marcelo: culpa imperdonable

Para muchos, es "políticamente incorrecto" cuestionar a Marcelo Ebrard por su deficiente desempeño en los disturbios del pasado sábado, sobre todo a horas del fin de su gestión y, cuando muchos otros creen que es un gobernante modelo.

Sin embargo, si vivimos o aspiramos a vivir en una democracia de verdad, no puede pasar por alto que Marcelo Ebrard incurrió no sólo en una imperdonable indolencia al no hacer caso a los muchos indicios de la violencia que se desataría contra la capital del País con motivo de la toma de posesión de Enrique Peña Nieto, sino que fue incapaz de cuidar a la ciudad y a sus habitantes, como manda su responsabilidad.

Más aún, resulta criminal que Marcelo desconozca o diga desconocer el origen de tal violencia y –sobre todo–, los vínculos políticos de la mano que mueve la cuna. Y es que hoy se sabe, por ejemplo –según reportes de El Universal–, que los días previos al ataque orquestado, los vándalos organizaron los ataques a través de distintas redes sociales, y que esa información estuvo a la mano de los responsables de la inteligencia capitalina.



Pero no es todo. Resulta reprobable que a sabiendas de que se cometerían actos como los que vimos el sábado –y del nivel de violencia, provocación y desestabilización--, Marcelo se haya atrevido a censurar el cerco ordenado por el Estado Mayor Presidencial al Palacio Legislativo.

Y es que queda claro que cuando los especialistas de la seguridad del Presidente Peña Nieto ordenaron un cerco del tamaño del que se instaló en un primer momento en San Lázaro, era porque sabían lo que venía. Lo cierto es que Marcelo debió tener la misma información. Y si no la tenía, debió preguntar.

Pero no, Marcelo Ebrard se aventó la puntada chabacana –en medio de la más cuestionable irresponsabilidad–, de censurar el cerco en torno a San Lázaro, en lugar de entender las razones de ese aparente exceso y de prevenir un potencial ataque a la ciudad. Un ataque que a la vista de todos fue orquestado, pagado y tiene un claro origen político y mediático.

Pero no, en lugar de asumir su responsabilidad frente a los grupos violentos que todos en el Gobierno federal conocían, Marcelo dejó hacer y dejó pasar –como lo hizo a lo largo de toda su gestión–, y sólo reaccionó hasta que vio y entendió el tamaño del problema; cuando le estalló en el rostro. Y claro, ya frente al niño ahogado, salió con la grosera respuesta de que aplicaría la justicia y no permitiría los ataques a la ciudad, a tres días de dejar el cargo.

Pero no es nueva la indolencia mostrada por Marcelo al frente de su responsabilidad oficial. No, igual ocurrió en la tragedia de San Juan Ixtayoapan, Tláhuac, el 23 de noviembre de 2008, en donde comuneros lincharon a policías, sin que intervinieran a tiempo los muchachos de Marcelo, que era Secretario de Seguridad Pública del gobierno de AMLO. Algo similar ocurrió el 20 de junio de 2008 en el News Divine –ya en el gobierno de Marcelo–, en donde murieron una docena de jóvenes por un operativo policiaco mal realizado.

Sin embargo, el problema es más de fondo. ¿Por qué? Porque es político. Y es que no se debe olvidar que a lo largo de su sexenio, Marcelo utilizó la fuerza pública con fines políticos. Sí, igual que por décadas lo hizo el viejo PRI. Resulta que los grupos políticos amigos de Marcelo y de su jefe, AMLO –como Atenco, el SME, la CNTE, el #132, los Panchos Villa y otros–, hicieron y deshicieron en la ciudad, en el Zócalo, en la Alameda, el Monumento a la Revolución y en otras plazas públicas.

Es memorable –por agresivo e impune–, el vandalismo del SME, la CNTE y el #132, a los que se les toleró incendiar inmuebles, autos, destruir mobiliario urbano y atentar contra instalaciones estrategias, públicas y privadas, además de adueñarse del Zócalo y el Monumento a la Revolución. Entonces nada hacía la policía, pero no fueran bomberos en protesta, trabajadores de Mexicana o encuerados de Los 400 Pueblos, porque eran reprimidos a palos.

Hoy los vándalos eran los mismos amigos de Marcelo. La diferencia es que no le avisaron ni el tamaño del vandalismo, ni los objetivos. Y claro, Marcelo salió a engañar a los ciudadanos. ¿Por qué? Porque sabe bien que detrás del ataque a la ciudad están los grupos de Atenco, SME, #132, y los vividores de la UACM. ¿Y por qué no le avisaron? Porque ya rompieron AMLO y Marcelo. Y mientras todos pagamos. Al tiempo.

En el camino

Por cierto, Marcelo no ha explicado el negocio publicitario GDF-Clear Channel y con la empresa "Cinco M Dos", la venta de una sección del Bosque de Chapultepec y el escándalo del dictador Heydar Aliyev. Entre muchos otros pendientes.

Leído en http://www.noroeste.com.mx/opinion.php?id_seccion=104

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