sábado, 20 de abril de 2013

Raymundo Riva Palacios - La "Operación limpieza"


 PRIMER TIEMPO: Desde el comienzo, todo fue abrupto. La famosa “Operación Limpieza” pasó de ser la gran purga que jamás había hecho la PGR, a la farsa más grande en la memoria de la institución. Al caerse el caso que construyó el ex procurador Eduardo Medina Mora y su principal fiscal, Marisela Morales, se empieza a saber de la fabricación de pruebas. Pero lo que no se ha dicho es qué sucedió antes de revelarse la operación en El Universal el lunes 27 de octubre de 2008. El periódico fue presionado por Medina Mora para que no publicara lo que su reportero Francisco Gómez había obtenido en los tribunales: el expediente sobre funcionarios de la PGR presuntamente involucrados con el narcotráfico. El procurador se enteró de lo que se iba a publicar el 1 de octubre, y pidió al propietario esperar un mes para, argumentó, concluir la investigación. La realidad era otra. No tenía que concluir nada porque el expediente no estaba en la PGR sino en tribunales; o sea, ya se había presentado ante el juez. El propósito fue darle tiempo al procurador, antes que nada, de informarle al presidente Felipe Calderón, que ignoraba lo que pasaba en la PGR, y segundo, averiguar de dónde había salido el expediente. Medina Mora pidió tener acceso a los documentos en poder de El Universal, y pese a las resistencias editoriales, le abrieron la puerta para que revisara de dónde venía. Junto con él Morales, en ese entonces en un oscuro cargo dentro de la SEIDO, acudió a ver página por página la documentación y apuntó todas aquéllas que les dieran claridad sobre si había salido el documento de la PGR, que es lo que temían. ¿Por qué pidieron ese periodo de gracia de publicación? Hasta ahora no está claro. Lo cierto era que no había informado a Calderón y que en esas semanas, construyeron un caso que hoy se derrumbó. En la víspera de la publicación, el vocero de Medina Mora, Fernando Castillo, habló con un editor del diario, Carlos Benavides, y le confió que no sabían cómo llamarla. “Operación Limpieza”, sugirió. Y así se llamó esa gran investigación de la PGR que hoy es su vergüenza.





- SEGUNDO TIEMPO: Y como tantas cosas, todo empezó en Washington. La “Operación Limpieza” ha resultado no haber sido ni tan limpia hacia fuera, ni tan pulcra hacia dentro. Ya se vio que no fue una investigación de la PGR como se anunció en 2008, sino un plan fabricado para encubrir un expediente de vínculos de funcionarios con el narcotráfico. Pero este expediente, placenta de la operación, no nació tampoco de las pesquisas mexicanas, sino del trabajo encubierto de un agente del FBI en septiembre de 2007, un año antes de todo. Se identificaba como “Juan de Jesús” y trabajaba en México junto con la DEA. Fue él quien estableció el contacto con el abogado de Joaquín El Chapo Guzmán a quien la DEA acogió como testigo protegido y lo llamó Jennifer , según narró a un juez federal Noé Ramírez Mandujano, quien era el zar antidrogas y a quien después su jefe, el procurador Eduardo Medina Mora, encarceló. Esta semana, en el inicio del colapso de la “Operación Limpieza”, fue absuelto de todos los cargos. Pero su testimonio está ahí, de cuando “Juan de Jesús” los vio en Jiutepec, Morelos, durante una conferencia de procuradores en septiembre y compartió las delaciones de su informante. En 2007 Jennifer identificó a varios mandos de la PGR como el mayor Fernando Rivera Hernández, director adjunto de Inteligencia de la Coordinación Técnica de la SIEDO, y dos militares, Milton Cilia PérezRoberto García García, que trabajaban con él, como informantes del Cártel de Sinaloa (hoy Pacífico). Ellos siguen en la cárcel, y antes que Jennifer, los señalara otro testigo protegido, su amigo José Alberto Pérez Guerrero, que trabajó en la Oficina de Alguaciles en la Embajada de Estados Unidos en México, dijo la DEA que filtraba información al Cártel de Sinaloa que le daban los militares. La penetración de los sistemas de seguridad estadounidenses provocó que la DEA se llevara a ambos a Estados Unidos, donde se encuentran desde entonces, muy bien protegidos.
- TERCER TIEMPO: La agresiva fiscal que se le metió a Medina Mora. Las imputaciones de Jennifer , el testigo estelar en la “Operación Limpieza”, provocó la remoción de Noé Ramírez Mandujano en agosto de 2008, a quien el procuradorEduardo Medina Mora, ya pública la “Operación Limpieza”, regresó de Viena, donde era representante ante el organismo internacional de drogas, para arrestarlo. Las primeras detenciones en julio de ese año de sus subalternos provocaron que lo congelaran y que el procurador recurriera a Marisela Morales, que había llegado a la SIEDO dos meses antes de la “Operación Limpieza”. Morales conoció a Medina Mora en reuniones en Los Pinos cuando él, como director del Cisen, acudía para escuchar cómo se integraba la acusación penal contra del entonces jefe de Gobierno del Distrito Federal, Andrés Manuel López Obrador, por el caso de El Encino. El presidente Vicente Fox se lo había encargado al procurador, el general Rafael Macedo de la Concha, y éste a su vez había comisionado para ello a su ministerio público federal, Morales. Años después ella dijo que Medina Mora la invitó a trabajar con él en la PGR, pero cercanos al actual embajador de México en Estados Unidos dicen que no es cierto. Afirman que ella llegó recomendada por el entonces secretario de la Defensa, general Guillermo Galván, y por el entonces poderoso director de Administración de la Defensa, general Moisés García Ochoa. Morales fue la fiscal en la “Operación Limpieza” y también quien encarceló, por presuntos vínculos al narcotráfico, al general Tomás Ángeles, que fue subsecretario de la Defensa y adversario de Galván y García Ochoa. Son varios los actores y protagonistas en el enjambre de cómo se procuró y administró la justicia el sexenio pasado, pero la fiscal de hierro, lleva mano en la explicación de lo que hizo.
rrivapalacio@ejecentral.com.mx
Twitter:
 @rivapa

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Por favor, sean civilizados.