Está muy bien que el ayuntamiento de Villahermosa haya cesado a su funcionario Juan Diego López Jiménez por obligar a un niño indígena de 10 años que no habla español, huérfano y sin hogar, a tirar a la calle los dulces que vendía en la banqueta “por llevar cigarros en la canasta”.
Está muy bien que la Comisión Estatal de Derechos Humanos brinde ayuda psicológica y médica al niño tzotzil y haya abierto un expediente, por agresión, al funcionario, quien al momento de humillar al pequeño trabajaba en la Dirección de Fiscalización del Ayuntamiento de Centro.
¿Pero la Procuraduría estatal no va a encarcelar al funcionario? Tendría que hacerlo, pues robó dos cajas de cigarros al niño: se ve en el video divulgado por el diputado local del PAN Francisco Castillo.
Porque Juan Diego López Jiménez, político perredista, por cierto, extrajo dos cajas de cigarros de la cesta, se quedó con éstas mientras obligaba al niño a tirar a la calle, uno a uno, los dulces y, cuando se cercioró de que la cesta estaba vacía, se marchó… con los cigarros.
Robó al niño indígena de 10 años que no habla español, huérfano y sin hogar… y sigue libre. Robó: a menos que demuestre a dónde fueron a parar las dos cajas de cigarros que se llevó en la mano izquierda, como muestra el video divulgado en redes sociales.
Así que tendría que estar preso. Porque en el país hay personas encarceladas por robar menos que dos cajas de cigarros. Según la Pastoral Penitenciaria de la Conferencia del Episcopado Mexicano, 62 por ciento de los presos del país lo están por robos menores y sin procesos judiciales correctos.
Se conocen los casos de Jesús Andrade, condenado a ocho años por robar unos alambres para jaula de pericos; Alejandro Mejía, a tres años por robar una tanga usada; Marco Antonio Vargas, a seis años por robar condones…
Entonces, es encomiable que el gobierno perredista de Villahermosa asegure en un comunicado que reprueba “enérgicamente la conducta del C. Juan Diego López Jiménez, trabajador adscrito a la Coordinación de la Zona Luz, en contra de un niño vendedor de dulces y cigarros, hecho condenado con toda razón por la opinión pública”.
Pero al gobierno perredista de Villahermosa le falta procesar al “C. Juan Diego López Jiménez” por hurto a uno de los cientos de “chiapitas”, como se conoce a los chicos de Chiapas que van a Tabasco a limpiar zapatos, parabrisas o vender dulces en restaurantes y en vía pública.
Es un caso que no debe quedar impune y ningún gobierno mejor para demostrarlo que uno perredista. Al fin que el PRD es un férreo defensor de las buena causas.
¿O no?
ruben.cortes@razon.com.mx
Twitter: @ruben_cortes
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