miércoles, 24 de julio de 2013

Salvador Camarena - Las dictaduras perfeccionadas

Durante muchos años, México llegó a ser considerado un país donde el partido en el poder –el PRI– construyó un sistema perverso sin dejar de ser medianamente funcional. Esa “eficiencia” fue bautizada por Mario Vargas Llosa como “la dictadura perfecta”. Hay quienes sostienen que eso quedó en el pasado. Puede ser que en efecto a nivel nacional algunas cosas ya no pueden ser como eran durante el esplendor del viejo PRI, pero a nivel local, en las entidades, el poder del mandatario estatal es aplastante, y la falta de rendición de cuentas de los ejecutivos está peor que nunca. 





El domingo en Reforma, el analista Enrique Krauze exponía en su artículo “La poca memoria”, que “un sector radical sostiene, sin más, que en México la democracia no existe. Resulta cansado recordarles una y otra vez lo que era el país hace apenas veinte años, pero hay que hacerlo, sobre todo a los jóvenes que no vivieron los tiempos de la ‘dictadura perfecta’: la concentración total de poder en el Presidente, la nula división de poderes, la completa falta de transparencia en el uso de los recursos públicos federales, la censura y la autocensura, el control del aparato electoral por la Secretaría de Gobernación. El contraste con la situación presente es clarísimo, pero no les convence”. 

Si cambiamos de plano lo que expone Krauze, todo lo que él pondera como avances a nivel federal es, en mayor o menor medida, el listado de temas pendientes en cómo se ejerce el poder en las entidades de la República. 

Puede que ya no exista “la concentración total de poder en el Presidente”, pero ¿qué tal “la concentración total de poder” en el Gobernador? A final de cuentas los escándalos de las deudas de Chiapas, Tabasco, Jalisco, Michoacán y Coahuila, por mencionar algunas entidades, no son sino la prueba contundente de que los gobernadores son, como bien dicen en SinEmbargo, virreyes plenipotenciarios… irresponsables e impunes (salvo Granier que es la excepción que confirma la regla). 

El siguiente punto del autor de La presidencia imperial es el relativo a “la nula división de poderes”. Ayer mismo alguien me comentaba que hay presidentes de tribunales de justicia estatal que cuelgan en su despacho la foto del Gobernador. ¿Alguien de verdad duda de que en los estados los jueces locales no actúan sino en apego al chiste aquel que, referido al Presidente de la República, rezaba: “Qué horas son”. “Las que usted diga señor… Gobernador”? Y si alguno de ustedes cree que decir que hay sometimiento de los poderes legislativos y judiciales al Gobernador es demasiado, qué tal si lo dejamos en que no hay división de poderes porque hay complicidad, negociación, componenda, corrupción. 

Siguiente punto de Krauze: “la completa falta de transparencia en el uso de los recursos públicos federales”. Si no fuera una terrible botón de muestra de los vientos que soplan en los estados, sería una buena broma ver lo que pasa en Puebla, donde el gobierno del estado oculta incluso información sobre cómo va a operar la megarrueda de 30 millones de dólares que acaba de instalar: la concesión fue por dedazo… y toda la información relativa a los concesionarios ha quedado reservada. Más información en este reportaje de Sonia Corona de El País. Insisto, si hasta eso ocultan, qué será lo demás. 

La censura y la autocensura. Los mandatarios estatales suelen ser el más importante anunciante de los medios estatales. Ellos lo saben y lo ejercen. Y hay medios que actúan en correspondencia a ello. 

Finalmente, el historiador destacaba que ya no existe “el control del aparato electoral por la Secretaría de Gobernación”. Ojalá pronto pudiéramos decir lo mismo de los órganos electorales estatales con respecto al respectivo mandatario en turno. Tan grave es el problema que de hecho en el gobierno federal apuntan que lo único seguro de una eventual reforma electoral es la creación de un instituto electoral nacional. 

El recordatorio que hace Enrique Krauze en su artículo sobre los avances a nivel nacional es la lista de las tareas pendientes a nivel estatal. ¿Cuánto tiempo nos costará corregir eso, o al menos emparejarlo al, imperfecto, nivel nacional? Mucho, quizá tanto como costó llegar a la primera alternancia. Porque no es una exageración decir que los gobernadores perfeccionaron, para mal, la otrora dictadura perfecta. Desmontar decenas de dictaduras perfeccionadas no va a resultar nada sencillo.

Este contenido ha sido publicado originalmente por SINEMBARGO.MX en la siguiente dirección: http://www.sinembargo.mx/opinion/23-07-2013/16138. Si está pensando en usarlo, debe considerar que está protegido por la Ley. Si lo cita, diga la fuente y haga un enlace hacia la nota original de donde usted ha tomado este contenido. SINEMBARGO.MX 


LA POCA MEMORIA http://foroparalelodemilenioelotroforo.blogspot.mx/2013/07/enrique-krauze-la-poca-memoria.html

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