F E D E R I C O R E Y E S H E R O L E S
México vs. México
A la memoria de José Moreno de Alba,
un mexicano tan notable como discreto,
estrella en el mundo del español
No hay novedad. Coneval anuncia que la pobreza no disminuye, por el contrario, ha aumentado. Por qué habría de disminuir si el producto nacional crece muy poco por encima de la población, si no se generan los empleos que México necesita y la diferencia es de cientos de miles; si la productividad es baja y eso hace que el pastel no crezca. Discursos van y vienen, onerosas campañas llevan al poder a partidos de todos los colores y las decisiones de fondo se postergan una y otra vez. Hay, eso sí agravantes: el aumento desproporcionado en los precios de productos de consumo popular hoy lastima a los más pobres. Por qué habría de disminuir la pobreza si los dineros destinados a romper los nudos son insuficientes. No hay sorpresa, llevamos décadas sabiendo de esa vergüenza.
Un nuevo estudio, ahora de la Fundación Espinosa Iglesias, nos arroja al rostro otra lacerante realidad: la distribución del ingreso no mejora, la concentración de la riqueza es humillante. De nuevo nada nuevo, lo sabemos desde hace décadas. Y por qué habría mejorar si conservamos el mismo esquema tributario con mecanismos tan regresivos como el subsidio a los energéticos que beneficia a los que más consumen y es cuatro veces el monto de los que se destina a "Oportunidades".
Por qué habría de mejorar si gracias a la actual fórmula del IVA en medicinas las clases medias y altas consumen en las farmacias sin gravamen muchos productos que nada tienen que ver con la salud, por esa concesión impositiva los pobres reciben un beneficio menor a los 3 mil pesos anuales y las clases medias y altas alrededor de 15 mil. Nadie habla de mecanismos radicales como un impuesto a la herencia. Llevamos décadas discutiendo medidas de sentido común para eliminar fórmulas fiscales que agravan la injusticia. Si no las cambiamos el Índice de Gini que mide la desigualdad no tiene por que mejorar. Legislaturas entran y salen, descargan su furia justiciera en discursos inflamados, pero cuando llega el momento de intentar algo nuevo, piensan en las próximas elecciones y mejor evaden su responsabilidad histórica. Por esa irresponsabilidad hoy el mundo del discurso está de cabeza: ¡los que buscan cambiar son tildados de conservadores y los inmovilistas de progresistas!
El director de Pemex anuncia que en el primer semestre del 2013 la empresa tuvo que importar 44 por ciento de las gasolinas que se consumen en el País y 37 por ciento del gas. La balanza comercial de productos petrolíferos, sin la exportación de crudo, fue deficitaria en 1,700 mdd. Esa dependencia del exterior le cuesta al País alrededor de 3,700 millones de pesos mes a mes. Y es apenas la entrada al túnel: Pemex está técnicamente quebrado debido a la ordeña sistemática del fisco que lleva décadas. Como no cobramos los impuestos que debiéramos y a quién debiéramos, tenemos que quitarle sus utilidades a la principal empresa nacional. Es más fácil eso que cobrar impuestos, aunque a la larga sea suicida.
Pero ahora si ya estamos al borde del abismo. Dado que Pemex no pudo invertir en la explotación del llamado shale gas, -del cual tenemos una cantidad que es la envidia de muchos países- dado que la inversión privada está vetada, dado que no se han terminado los ductos necesarios para la importación de ese producto a precios competitivos, en los próximos años habremos de pagar las consecuencias. No es metáfora, pagar alrededor de 17 dólares más por millón de BTUs lo cual le pegará directamente a los precios de la electricidad, a los consumidores que somos todos y la industria que consume gas, que es mucha y que difícilmente podrá crecer y generar más empleos. La reforma al sector de energía dejó de ser algo deseable y punto. Estamos ante una verdadera emergencia. Poco se hecho para explicarlo. En la calle, así lo demuestran las encuestas, reforma energética equivale a privatización, privatización es igual a corrupción, a la entrega a los extranjeros y a los ricos de los recursos de la nación. Ese discurso demagógico va ganando.
En las próximas semanas los legisladores habrán de enfrentar la esquizofrenia nacional que los intereses políticos de sus partidos han ayudado a desarrollar. De un lado el México que entró con miedo al TLC con Estados Unidos, pero que ha aprendido a exportar, un México racional y moderno que logró enterrar fantasmas y que hoy es puntero en la exportación de automóviles, de electrónicos, de productos aeroespaciales, etc., se puede. Del otro lado está el México de los mitos y tabúes que explican la imbatible pobreza, la brutal injusticia, la absurda emergencia energética de un País rico en energía. ¿Cuál se impondrá? Reforma fiscal y energética van de la mano. Es la hora de la verdad.
En el 2018 cualquiera de los partidos grandes puede ganar y no querrá administrar la quiebra solapada en la que estamos. El PAN ya jugó su carta y se fue a fondo. Veremos las próximas jugadas. Si de verdad se quiere abatir la pobreza y la injusticia, llegó el momento de ser congruentes.
Leído en http://www.noroeste.com.mx/opinion.php?id_seccion=104
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Por favor, sean civilizados.