Entrevistado por La Razón en el Senado, Camacho Solís, que ahora encabeza esa nueva corriente en el PRD, junto con Ebrard, fustiga ambos lados de la izquierda: “Una oposición democrática no puede simular que es oposición cuando en realidad está siendo un instrumento del gobierno… tampoco puede confrontarse con todo porque perdería el apoyo de las clases medias y no tendría espacios en la opinión pública”.
El ex jefe del Departamento del Distrito Federal, precisa que “se necesita relanzar al partido (PRD). Tiene muchos problemas y está desecho en todo el país. Se requiere reconstruirlo institucionalmente y dejar que lleguen los candidatos que tienen mayores posibilidades de ganar. Esto es un trabajo muy minucioso pero que se necesita hacer”.
El ex secretario de Relaciones Exteriores, afirma que el sol azteca está en vísperas de su reconstrucción ante los magros resultados electorales: “Habrá un Congreso en el mes de septiembre, allí se decidirá qué ruta seguir. Creo que va a haber cambios en esta (vía), porque no han sido demasiado buenos los resultados que se han obtenido por el camino seguido. Allí están los resultados de las elecciones. En cualquier partido político, lo menos es exigir buenos resultados”.
Cuestiona la propuesta radical de la izquierda: “López Obrador lo está haciendo con Morena y va a seguir (oponiéndose a todos). Tiene a su gente y seguirá contando con su presencia. El crecimiento o no de AMLO no va a depender en realidad de él, sino de los errores que cometa el gobierno de Enrique Peña Nieto”.
“(Obrador) ya asumió una posición radical en contra, su destino está vinculado a lo que pase con el gobierno federal y a si van a haber circunstancias que le favorezcan, que le permitan tener un espacio importante de participación, porque se tomarán decisiones que van a confrontar y polarizar a la sociedad. Mientras ocupe uno de los espacios, él tendrá vida política”, subraya.
El senador perredista, sin estar afiliado a ese partido, indica que la cuestión “no es qué se va a hacer al interior de la izquierda. La pregunta es qué se va a hacer en relación al régimen, en relación con el que tiene el poder, sino, no es oposición”.
Advierte que el relanzamiento del Movimiento Progresista no es para ser una tribu más del PRD, “busca volver a unificar a las izquierdas y a las posiciones y corrientes progresistas para reconstruir a la oposición democrática y estar en posibilidades de competir en las elecciones”.
Las aspiraciones de Ebrard son en este sentido. Estima que el ex jefe de Gobierno “tiene peso dentro y fuera del PRD. Cuál va a ser su circunstancia en las próximas semanas; si va a tomar la decisión de ser o no Presidente del Comité Ejecutivo Nacional del partido, no lo sé. Él lo decidirá. Estoy seguro que no está buscando una posición burocrática. Lo conozco demasiado, sé que es un político con alcances más grandes que eso”.
Piensa que “está buscando cómo hacer una política a la altura del momento que vive el país. El espacio del PRD puede ser una posibilidad muy importante, es un partido con peso y con posibilidad de crecimiento, pero no es el único”.
Considera que a pesar de que el sol azteca firmó el Pacto “no tiene margen, porque su electorado está en otra cosa. Ir en contra, algún significado político tendrá, no se cuál, no se hasta dónde, pero no me cabe ninguna duda que sería un suicidio validar la reforma que va en contra de lo que opina el 100 por ciento de los ciudadanos que votaron por ese partido”.
Tras segurar que Ebrard es un político con “alcances más grandes”, el también ex precandidato a la Presidencia por el PRI, expresó que a su parecer el Pacto agoniza porque la izquierda votará en contra de las reformas energética y fiscal.
Sobre el gran acuerdo nacional critica: “Conviene como una especie de publicidad política del gobierno. Le puede convenir a quienes allí se sientan, pero ya no tienen ninguna funcionalidad. La decisión que tome el Pacto sobre política energética no va a ser respaldada por la izquierda en el Congreso. Este formato ya dio de sí”.
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