viernes, 13 de septiembre de 2013

Pablo Hiriart - El gobierno, Mancera y los maestros

El gobierno federal le dio un triunfo histórico a México con la reforma educativa y sus leyes secundarias, pero le falta la otra parte de la faena: saquen a los maestros del DF y envíenlos de vuelta a clases. O córranlos.

La tarea no está completa y se han dejado peligrosos cabos sueltos, que la política, y también la acción judicial, deben resolver.

Gobernación no puede prolongar hasta el infinito una mesa de diálogo que no llega a nada, porque los maestros quieren echar para atrás una reforma constitucional ya aprobada y publicada.

Tampoco puede abusar del aguante de los capitalinos y hacer como que dialogan con unos maestros indolentes que no dan clases a sus alumnos y le fastidian la vida a millones de personas que no la deben ni la temen.





El gobierno federal debe hacerse cargo de los agravios de los maestros a la capital de la república, y no lavarse las manos pasándole toda la responsabilidad al Jefe de Gobierno.
La situación no está para bromas ni para jugueteos políticos. La población está harta de tanto atropello y de la inacción de quien debe actuar: el gobierno federal.

Mancera y sus policías, mal armados, mal preparados y con sueldos y prestaciones muy debajo de los que tienen los maestros de la Coordinadora, sólo están para contener. No pueden más.

Esas mesas en Gobernación son una farsa. Mientras enfrente hay maestros que sólo quieren la prolongación del conflicto con demandas imposibles, las autoridades federales hacen como que escuchan con interés ese tipo de necedades.

Los líderes de la CNTE y quienes les acompañan, están aquí en el DF porque saben que al llegar a sus estados tendrán sueldo completo y bonos. ¿Para qué apresurar el regreso? Mejor siguen jugando con los funcionarios federales, a costa de la vida cotidiana de los capitalinos.

Exigirle a Mancera que enfrente con la policía a 10 mil vándalos que bloquean las calles de la capital, es una irresponsabilidad.

El Gobierno del DF hizo bien en contener a los maestros que intentaron tomar el Periférico y Circuito Interior. Pero no puede hacer más.

¿Alguien se imagina a diez mil policías correteando a garrotazos a 10 mil vándalos de la CNTE por las calles de la ciudad?

De darse ese escenario, la situación podría ser al revés. Tal vez quienes huyan sean los policías y los que se apropien del DF sean los miembros de la CNTE.

La solución, por donde quiera vérsele, tiene que venir del gobierno federal. Y no se ve más actividad que un diálogo de sordos en Gobernación, donde se toman el pelo funcionarios y maestros a costa de la tranquilidad de los ciudadanos.

Todos, o la mayoría, aplaudimos la reforma educativa. Pero suponíamos que hay capacidad política para sostenerla, y eso, hasta ahora, está en el aire.

phl@razon.com.mx
Twitter:
 @PabloHiriart


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