La Reforma Hacendaria tiene una secuencia lógica: el débil crecimiento tiene que revertirse y estimular la economía, pues de otra forma México va a entrar en recesión -la caída en la actividad económica durante dos trimestres consecutivos-, que producirá un mayor desempleo y bajas pronunciadas en la productividad. Dicho de manera más coloquial, la situación económica del país está de la patada y se tiene que transformar el círculo vicioso en el que se encuentra, por uno virtuoso. Eso es lo que busca la Reforma del presidente Enrique Peña Nieto y explica el secretario de Hacienda, Luis Videgaray, aunque mediante un gambito audaz que oculta en la confusión técnica y su brillante retórica –mezclar para el graderío el presupuesto para 2014 y un cambio en la Ley de Ingresos de 2013-, errores en la conducción económica, a decir de sus viejos compañeros de aula y libros del ITAM, hoy legisladores del PAN y del PRD.
Pero para entender el conflicto político envuelto en el lenguaje de los técnicos, hay que desmenuzar la propuesta y el contexto. Veamos:
1.- El Presidente y el secretario dijeron el domingo pasado, al presentar en Los Pinos el paquete económico que se entregó al Congreso, que se requería un déficit presupuestal de 0.4 por ciento este año para evitar un recorte al gasto público (del orden de 70 mil millones de pesos), la disminución de la inversión pública y los programas de gobierno. Videgaray dijo que esto obedece a la desaceleración económica que trajo consigo “un faltante de ingresos tributarios y petroleros”. En efecto, el pago de impuestos en el primer trimestre, el mejor de cada año, cayó en 12 por ciento, mientras que en los primeros cinco meses del año, los ingresos petroleros disminuyeron 8 por ciento con respecto al mismo periodo en 2012.
2.- Lo que parece una medida sensible para el rescate de la economía al buscar el endeudamiento en lugar de recortes al gasto público con lo cual podría haber mayor contracción de la actividad económica, tiene sus asegunes. En primer lugar, mezclar la modificación de la Ley de Egresos de 2013 –ya estudiada y votada- con la Ley de Egresos de 2014 –que apenas se empieza a discutir-. En segundo lugar, contradice los reportes oficiales de la Secretaría de Hacienda al Congreso. El de abril, donde señala que “la evolución reciente de la economía global y de la mexicana, así como las finanzas públicas, llevan a estimar que la situación fiscal que se observe al final del ejercicio, será consistente con el Paquete Económico aprobado para 2013”. Y el de julio, donde el comunicado de Finanzas Públicas y Deuda Pública de Hacienda, ratifica el comunicado de abril y reporta un crecimiento de 0.1 por ciento de los ingresos en el primer semestre de 2013, superior al mismo periodo de 2012. No se entiende entonces que el panorama positivo de julio, haya cambiado radicalmente en agosto.
Senadores que cuestionan la propuesta del déficit de 0.4 por ciento, afirman que el problema es que los responsables de Hacienda no saben cómo lograr el crecimiento y que provocaron un subejercicio presupuestal que ahora tratan de ajustar. Videgaray negó que hubiera subejercicio, al afirmar en julio que se había ejercido más del 99.1 por ciento del gasto programable. Sin embargo, este miércoles en la Cámara de Diputados, anunció que el viernes se firmaría un programa con todos los estados y el Distrito Federal para acelerar el gasto. Si en julio se había ejercido prácticamente todo el presupuesto y en agosto tienen que tomar medidas extraordinarias para gastarlo, la pregunta es ¿qué sucedió realmente en el tema del subejercicio? Expertos afirman que la curva de aprendizaje fue demasiado larga para funcionarios académicamente muy bien preparados, pero sin experiencia. Videgaray es el primer secretario de Hacienda desde Julio Rodolfo Moctezuma en 1976, que no fue subsecretario de Hacienda antes de asumir el cargo. Pedro Aspe, su mentor, tampoco, pero llegó ahí después de ser secretario de Programación y Presupuesto. El subsecretario de Hacienda, Fernando Aportela, tuvo como cargo más importante en ese campo haber sido secretario de Finanzas en Veracruz. Fernando Galindo, subsecretario de Egresos, había tenido como cargo previo de mayor responsabilidad, una de las alrededor de 80 secretarías técnicas en el Congreso. Y el de Ingresos, Miguel Messmacher, saltó de la jefatura de la Unidad de Planeación Económica, que ocupaba desde 2007.
Ante los ojos de sus compañeros itamitas que abrevaron de los mismos libros y tomaron clases con los mismos maestros, el equipo económico del presidente Enrique Peña Nieto, cometió errores de diseño e instrumentación de política hacendaria que anularon el crecimiento de México en el primer semestre. Videgaray no lo va a reconocer. Ha transferido los costos a una generación de secretarios de Hacienda que en 30 años no detonó el crecimiento. La rendición de cuentas finalmente la tendrá que pagar. Sobre todo con el Presidente, a quien colocó en una situación débil, vulnerable y sumamente incómoda.
rrivapalacio@ejecentral.com.mx
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