domingo, 17 de noviembre de 2013

Raymundo Riva Palacio - El fusil del Rector


Político experimentado en múltiples batallas, escucharlo en un tono molesto y con un fraseo acusatorio, es algo sumamente inusual. Por eso, cuando José Narro, el rector de la UNAM, reacciona con tanta fuerza retórica como lo hizo esta semana al inconformarse con la Comisión Nacional de Derechos Humanos por haber divulgado una recomendación a la universidad antes del plazo para que la respondiera, hay que escucharlo.

La CNDH envió una recomendación a la UNAM para que respondiera una queja por haber sido omisa en el caso de una joven de 16 años de quien un profesor con 44 años de carrera, acosó sexualmente en una preparatoria. El plazo para la respuesta se establecía para el 20 de noviembre, pero la CNDH dio a conocer la observación mediante un comunicado de prensa el lunes. “Así lo hacemos siempre”, dijo el Ombudsman Raúl Plascencia. “A veces nos ganan los medios y sacan de la página de Internet la recomendación y la publican. Cuando no lo hacen, lo informamos nosotros. Es nuestra obligación”.





El rector no está de acuerdo. “Tenemos que pedirle a los funcionarios que sean cuidadosos, que no hagan generalizaciones y que cumplan con los plazos”, dijo un día después. “Que no nos hagan pensar que porque ya no están con nosotros o que tienen algún enojo con la institución porque no cumplieron con sus tareas, tengan alguna actitud de esa naturaleza”. A Narro no se le escapan las palabras. Siempre es cuidadoso en el fraseo, en la dirección hacia donde van, calculando réplicas y consecuencias.

Pero tampoco es un político al que le guste el Palenque. Antes de este sonoro diferendo con la CNDH, el anterior similar fue cuando se enfrentó al entonces secretario de Educación de Felipe Calderón, Alonso Lujambio, sobre los “ninis”. La cifra de 7.2 millones de personas entre 12 y 29 años que no tenían ni educación ni empleo que denunció Narro para explicar una de las causas de la inseguridad, fue rebatida por Lujambio que la ubicaba en 285 mil. Al final, el rector tuvo la razón.

Sus horas de vuelo en la política ya eran muchas. Fue parte del grupo universitario que encabezó Jorge Carpizo, a quien acompañó a la Secretaría de Gobernación en calidad de subsecretario. En 1994, cuando renunció sin decirle al ex presidente Carlos Salinas ni a nadie, en un arrebato en medio de una negociación con el EZLN para la pacificación de Chiapas y las venideras elecciones presidenciales, fue de las personas que hablaron con él, lo hicieron entrar en razón y que regresara a la Secretaría—mil 800 millones de dólares menos, eso sí, que se fugaron por su lance.

En el gobierno de Ernesto Zedillo, su amigo Juan Ramón de la Fuente, lo llevó a la Secretaría de Salud como subsecretario, y cuando en 1999 la UNAM vivía una –si no- la peor crisis de su historia por una larga huelga lo acompañó a hacerse cargo del problema. El rector Francisco Barnés fue destituido y De la Fuente, con su magia mediática y gran ascendencia sobre los medios, y Narro, en la operación política, resolvieron la huelga.

Discreto, Narro siempre ha sido efectivo. En el gobierno de Calderón fue uno de los pocos políticos prominentes que mantuvo una voz independiente y crítica sobre el estado económico del país, discurso que no cambió a la llegada de gobierno de Enrique Peña Nieto. Durante la campaña, Narro se convirtió en una de las voces críticas que escuchó Peña Nieto y mantuvo la cercanía con la distancia a través de una honestidad intelectual para decir las cosas.

Cuando llegó el momento del gabinete, de manera sutil declinó el rector el ofrecimiento de Peña Nieto. En el gobierno actual, su influencia Narro se puede apreciar con la presencia de sus cercanos ex colaboradores en la UNAM, los subsecretarios, Sergio Alcocer Martínez en Relaciones Exteriores, y Enrique Del Val en Educación, así como la de Miguel Robles, secretario general del CISEN. Dos directores de facultades, Rosaura Ruiz de Ciencias, y Fernando Castañeda, de Ciencias Políticas y Sociales, están en la lista de aspirantes al IFE.

La relación con el gobierno es de respeto y aprecio, pero no la ha aprovechado en su reclamo a la CNDH, donde hay una vertiente política de –que llama venganza- que no ha terminado de aflorar. El Ombudsman también ha perfilado a su enemigo, al personalidad la recomendación en el abogado de la UNAM, Luis Raúl González Pérez, quien, dijo Plascencia, fue omiso y engañó al rector.

Esta historia viene de hace más de 20 años.

González Pérez también forma parte del grupo político de Carpizo, con quien trabajó muy cerca y que lo llevó a la CNDH como visitador, que interrumpió sólo cuando fue nombrado quinto y último fiscal del Caso Colosio. González Pérez, buscó en 2009 la presidencia de la CNDH, que perdió ante el actual Ombudsman en dos rondas de votaciones, donde el PRI en el Senado negoció con el PAN ese cargo, a cambio del Tribunal Electoral, y lo que parecía una designación segura, se volvió sacrificio.

Cuando ahora le han preguntado a Plascencia si la recomendación a la UNAM es de para eliminar un potencial rival para cuando busque la reelección en noviembre del próximo año, lo rechaza. Sin embargo, personas que trabajaron con él en la CNDH, afirman que lo que ha hecho Plascencia no es algo inédito. Recuerdan cómo Plascencia, con el apoyo del ex director de la Facultad de Derecho, Máximo Carvajal, hoy director de Quejas en la CNDH, fueron eliminando los vestigios de Carpizo en el organismo. Son cosas que suceden en la política, aunque Plascencia asegura que no antepone nada a la observancia de los derechos humanos .

Narro, sin embargo, abrió la puerta a otra verdad cuando mencionó venganzas contra la institución. Se refería específicamente a la UNAM, que obligó a Plascencia a renunciar a su plaza en la Facultad de Derecho cuando quiso pedir un segundo año consecutivo con licencia sin goce de sueldo, y a Carvajal, a quien en 2011 le pusieron un alto cuando le impidieron seguir en la nómina como profesor de tiempo completo, cuando cobraba desde 2007 como funcionario, de tiempo completo, en la CNDH.

El viernes pasado, González Pérez ofreció durante una conferencia de prensa para responder jurídicamente las imputaciones de la CNDH, y adelantó que en unos días se revelarían más datos sobre el caso. La duda es si será sobre la recomendación, o sobre el entramado de pasiones intramuros que el rector apuntó, como un fusil listo para disparar.


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