viernes, 27 de diciembre de 2013

Yuriria Sierra - DF, ¿otra vez?

En 1997, una de las principales tareas que tuvo Cárdenas fue la de enfrentar y resolver la imagen del DF como la ciudad más insegura.


Cuando Cuauhtémoc Cárdenas llegó como el primer jefe de Gobierno del Distrito Federal, en diciembre de 1997, una de las principales tareas que tuvo, entre las evidentes que llegaron con la conformación del primer gobierno local saliente de una elección, fue la de enfrentar y resolver la imagen del Distrito Federal como la ciudad más insegura del país. En aquel entonces, los problemas de inseguridad a los que nos enfrentábamos venían todos del orden del fuero común. Qué lejos, aunque ya teniendo focos amarillos, estábamos de la inseguridad que el narcotráfico trajo a todo el territorio nacional.





En esos años, el Distrito Federal era un lugar sumamente inseguro. Andar en la ciudad en las noches era un acto de valentía. Los robos con y sin violencia en las calles, de automóviles o incluso dentro de las viviendas. Conocimos los secuestros exprés y seguimos contando las violaciones y homicidios. La inseguridad fue un tema que, incluso, tuvo consecuencias en el orden demográfico nacional. Algunos habitantes de la ciudad huyeron a otros estados en busca de la tranquilidad que no tenían en la Ciudad de México. Sin pensar lo que les tocaría vivir años después, sobre todo a los que se fueron al norte.
Después de Cárdenas, llegó Rosario Robles. Luego fue el turno deAndrés Manuel López Obrador y Alejandro Encinas; finalmente, conMarcelo Ebrard al frente de la Jefatura de Gobierno del DF, se comenzó a analizar el fenómeno de inseguridad a la inversa: aquellos que se habían ido de una capital nacional insegura, regresaban a ella porque dejó de serlo, además, porque los problemas de violencia en los estados del norte del país, o en Michoacán, Morelos, etcétera, sobrepasaron las razones por las que se fueron.
Y es que, en efecto, el Distrito Federal se había convertido en una ciudad más segura. No erradicó por completo los delitos del fuero común —algo imposible en una ciudad cosmopolita de semejante tamaño—, pero sí se vivía con más tranquilidad. En 1997 no era posible andar por el Centro Histórico como hoy se puede hacer, pues al menos todo el primer cuadro está remodelado y adaptado para el andar peatonal. Pero es curioso, en estas fechas en que las convivencias de familiares y amigos son tan recurrentes, en la sobremesa aparece de nuevo el tema de la inseguridad.
Pocos números oficiales hay al respecto. En la página de la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal, sus estadísticas delictivas sólo cubren de 2010 a 2013. Basado en ello, es imposible hacer un comparativo con respecto a aquellos primeros años de la Jefatura de Gobierno. Sin embargo, según la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública 2013 del INEGI, el año pasado en la capital del país, por cada 100 mil habitantes se registraron 49 mil 198 delitos; esto es, casi diez mil delitos más que en 2011, que se anotaron 40 mil 790. La tasa de víctimas por cada 100 mil habitantes, también en 2011 y 2012, fue de 33 mil 256 y 31 mil 675, respectivamente. Es decir, al menos 30% de la población ha sido víctima de algún delito. El robo a transeúntes es el que encabeza el listado.
Y es que desde hace algunos meses los acontecimientos dentro del Distrito Federal han reflejado que ya no está protegido con ese halo que lo mantuvo alejado del un clima de violencia e inseguridad generalizada en el país.


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