Nunca acabaremos de calcular lo que como sociedad les debemos a María Elena Morera, Isabel Miranda y Alejandro Martí, invencibles personajes de tragedias que asumimos nuestras. Los tres forman desde ayer, con Josefina Ricaño, el comité de seguimiento de la Coordinación Nacional Antisecuestro. La ilusión crece al sumar el nombre del coordinador Renato Sales.
Hay esperanza. No sé si tanta como para acompañar la proyección de Martí de que el secuestro puede ser erradicado de México en dos o tres años, o cuando menos puede dejar de ser el delito que más lacera a los mexicanos. Pero el lineup presentado ayer por el secretario Osorio Chong da para soñar ante una realidad de tragedias consumadas. Juntos, parecían los héroes convocados de las novelas de Paco Ignacio Taibo II que llegan entre el delirio y la desesperanza a pelear contra los más crueles malhechores.
La vara es altísima. Alto al Secuestro, de Isabel Miranda, informó el lunes que hay 7.5 secuestros diarios en el país. Y Martí recordó que esta es la cuarta llamada para armar una estrategia que funcione (1997, 2004, 2008, 2014), porque a juzgar por las cifras, los hechos, los testimonios, las crónicas, el dolor, las tres primeras fracasaron.
¿Hay escapatoria al azar de horror que rige a México? Me quedo con una expresión de Jorge Semprún, aquel superviviente de los campos de exterminio que decía que hay sociedades que llevan al bien, o si se quiere ser menos romántico, que llevan a la justicia, y otras que todo lo contrario.
Morera, Isabel, Martí, Ricaño, Sales hacen soñar en lo primero. En que esta cuarta será la vencida.
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