martes, 4 de febrero de 2014

Ciro Gómez Leyva - Los montes terminarán pariendo un ratoncito (verde)

Después de escuchar con detenimiento a los asambleístas Vidal Llerenas y Eduardo Santillán, me quedo con la impresión de que luego de tantas discusiones, foros, figuras, alucines, nada verdaderamente significativo ocurrirá cuando se legisle sobre la mariguana en el DF.

A qué me refiero. Pese a algunas diferencias de matiz, Llerenas y Santillán coinciden en que tres “no” marcarán a la nueva ley:

• No habrá mota shops

• No habrá dispensarios de mariguana

• No habrá autoproducción

Esto quiere decir que no se legislará a favor del uso recreativo de la mariguana, ni habrá lugares donde comprarla, así sea con receta médica, ni se autorizará su cultivo, así sea en invernaderos rigurosamente regulados. No habrá mercado, pues.






Qué sí habrá, según los asambleístas. Una cierta flexibilización en tres aspectos ya existentes:

• El uso científico de la mariguana

• El uso médico

• La penalización (criminalización la llaman) del consumo: subir la dosis permitida de cinco gramos a, tal vez, 15, 20, 35.

“Estamos metidos en un debate muy ambicioso, pero nuestras facultades son muy limitadas”, me dijo Santillán. Debe tener razón. El problema es que las expectativas se fueron al cielo y muchos creímos que había llegado la hora de privilegiar el derecho a la privacidad y la decisión personal, como ocurrió en nuestra ciudad con la interrupción legal del embarazo y el matrimonio homosexual.

No será así, por lo visto. Con la mariguana, no habrá parto de los montes. Más bien, los montes terminarán pariendo un ratoncito. Verde.


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