martes, 4 de febrero de 2014

Yuriria Sierra - Ebrard, primera llamada

Ahora tenemos la certeza de que va tras la dirigencia del PRD. La primera jugada para la batalla electoral de 2018.


El viernes pasado, el Zócalo de la Ciudad de México estuvo a medio, muy a medio llenar. No fue una convocatoria que se habría esperado en otros años. La izquierda nacional, sabemos, no vive su mejor momento. El llamado que hizoCuauhtémoc Cárdenas para ir en bloque en una manifestación contra la ya promulgada Reforma Energética, fue ignorado en todo momento por Andrés Manuel López Obrador. El segundo, tal vez respondiendo a esa mezquindad que lo caracteriza, porque su causa es el protagonismo. Sin embargo, además del ninguneo que les hizo AMLO, el PRD está, en su interior, en una batalla que deberá definirse en los próximos meses.




La participación del sol azteca en el Pacto por México puso en pugna a algunos integrantes de la bancada perredista en el Congreso. Y es que, como en todo grupo político, existen aquellos puristas que, rebasando la línea radical, dicen no a cualquier asunto que no vaya con sus “principios”; otros, por el contrario, están más dispuestos al diálogo y la negociación. Aunque sin duda, su ambigua postura con respecto a las dos últimas reformas aprobadas dejó mucho qué desear de un PRD que tendría que aprovechar mejor su momento como oposición, ahora que Acción Nacional no está en su mejor momento.
Apoyando al Revolucionario Institucional en la Reforma Hacendaria, pero cerrándose por completo y sacando a relucir su ADN frente a la energética. No entendimos el porqué sí discutir una y a la otra cerrarle sus puertas.
Y es que aunque ellos —como cualquier grupo con pugnas internas— digan al exterior que todo va bien y que llegarán a la renovación de su dirigencia (y a las elecciones intermedias del próximo año), lo cierto es que no hay posibilidad de no ver lo que sucede a su interior o de ignorar las señales que dan algunos personajes.
Ayer se hizo oficial —o al menos el anuncio— la renuncia de Marcelo Ebrard como  presidente de la Comisión de Ciudades Seguras de la ONU. Fue el cargo que ocupó desde su salida de la Jefatura de Gobierno del Distrito Federal. La razón ya se intuía.
La pirámide que va hacia la candidatura presidencial de 2018, le exige a Marcelo Ebrard un lugar en los escenarios políticos actuales. Su trabajo en aquella comisión de la ONU lo dejó fuera del reflector. Algo que fue evidente cuando hizo un llamado al presidente Enrique Peña Nietopara un debate en torno a la Reforma Energética. El Partido de la Revolución Democrática no lo secundó y, junto al movimiento encabezado por CuauhtémocCárdenas, actuó por su lado, dejando a Ebrard y a sus cercanos solos en la batalla. Incluso el PRD prefirió, como decíamos al inicio, llamarle a AMLO, quien ahora está muy metido en la concreción de Morena como partido político.
Ahora tenemos la certeza de que Ebrard va tras la dirigencia del PRD. La primera jugada para la batalla electoral de 2018. Aunque lo interesante será ver la fuerza que tenga al interior, cuando también se evidencia una relación ya no tan cercana con Miguel Ángel Mancera, a quien pensaríamos el candidato inmediato y natural para la presidencial de 2018.
Así, la primera victoria de Ebrard, de conseguirla, sería tener al partido listo para la reconstrucción de una izquierda que necesita sacudirse todas las pugnas que hoy la tienen desdibujada. Todos los personajes que hoy son líderes de sus varios grupos saben que llegar a una elección presidencial, e incluso la intermedia, con la división que hoy es evidente, sería un despropósito para ellos y su papel como oposición, que no han podido concretar desde que inició el sexenio.


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Por favor, sean civilizados.