martes, 11 de febrero de 2014

Roger Bartra - Franjas marginales

Los sistemas políticos suelen contener curiosas franjas de marginalidad en las que actúan partidos que generalmente se mantienen en la sombra, aunque ocasionalmente saltan a la celebridad. En México, al lado de los tres grandes partidos -PAN, PRD y PRI- hay una franja de partidos cuyo perfil y cuyas acciones suelen servir más para confirmar su marginalidad oportunista y parasitaria que para abrir la política a vientos frescos y renovadores. A escala nacional hay actualmente tres pequeños partidos registrados y otros tres que aspiran a obtener su registro. 

Entre aquellos que tienen registro tenemos al Partido Verde Ecologista que es uno de los grupos que más contamina el ambiente político y vive gracias a que negocia alianzas con el PAN y con el PRI. Su ecologismo es visto con sospecha por muchos, incluso por Greenpeace; y su defensa de la pena de muerte lo ha hecho profundamente antipático.



Otros dos partidos que cuentan con registro y que sobreviven también gracias a las alianzas son el Movimiento Ciudadano y el Partido del Trabajo. El Movimiento Ciudadano es una extraña excrecencia del priismo y se declara a favor de una "socialdemocracia renovada". Tiene unos principios más bien grises y un programa deslavado. En contraste, el Partido del Trabajo, a pesar de sus presuntos orígenes salinistas, se dice revolucionario y sigue una "línea de masas" vagamente maoísta. Este partido es también una mezcla rara que conjuga el ejemplo reciente más célebre de oportunismo político (recordemos el caso "Juanito") con un radicalismo marxista estrafalario que lo mismo exalta a Mao Tse Tung que a Deng Xiaoping.

Habría que agregar a los tres partidos que están actualmente solicitando su registro. Uno de ellos es el Frente Humanista, un partido cuyo principal dirigente fue colaborador de la campaña de la panista Josefina Vázquez Mota; otro de sus dirigentes proviene de Alternativa Socialdemócrata y Campesina, donde impulsó la candidatura del Dr. Simi contra la de Patricia Mercado. Con mucha mayor influencia tenemos al Movimiento de Regeneración Nacional, que es un desprendimiento del PRD encabezado por López Obrador. Este movimiento no deja de compartir con los otros grupos de la franja marginal ciertas peculiaridades extravagantes. A nombre de una moralina altruista y de la búsqueda de la felicidad como guía política, el Movimiento de Regeneración dice impulsar una cruzada contra el México corrupto, simulador y autoritario, llevada a cabo por los que llama "protagonistas del cambio verdadero". Sus objetivos son vagamente de izquierda, pero los planteamientos centrales son de orden ético, con demandas encaminadas a luchar contra la reformas neoliberales y antipopulares. Al igual que el Partido del Trabajo, busca una "revolución en las conciencias" y enfatiza la lucha por un cambio moral. El otro partido que busca su registro, Encuentro Social, tiene aparentemente una cierta inclinación cristiana y evangélica no confesada. Tiene su origen en un partido regional constituido en Baja California, donde se alió al PAN, aunque su dirigente se declara "liberal juarista". Su programa y sus estatutos son nebulosos e insustanciales.

Por supuesto, en la franja marginal puede haber partidos y políticos que están allí debido a que son minoritarios, pero que eventualmente pueden alcanzar la mayoría, como fue el caso del ultranacionalista Ollanta Humala en Perú. En otros casos el bullicio de ciertos partidos los puede colocar en el primer plano, como por ejemplo los neonazis de Amanecer Dorado en Grecia o el de Beppe Grillo en Italia. La franja marginal está teñida de un colorido folklore político que nos sirve a veces como indicador del nivel de la política en un país. En este popurrí, en México se mezclan políticos de muy diversa índole, como Manuel Bartlett del Partido del Trabajo o Ricardo Monreal, del Movimiento Ciudadano, ambos con una larga cola de adicciones políticas variadas. O como el llamado "Niño Verde", personaje pintoresco del ecologismo que provoca a su paso sospechas de corrupción. Ninguno de ellos quiere quedar como ejemplo de la picaresca en la galería de curiosidades políticas, y mucho menos López Obrador, que trabaja con ahínco para reemplazar al PRD en el escenario. Si no lo logra, será un caso más de la interminable sucesión de secesiones en la izquierda mexicana.


Fuente http://www.reforma.com/editoriales/nacional/730/1459562/#ixzz2t0emkbh6

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