En el escandaloso caso de fraude y corrupción de Oceanografía, la contratista favorita en los dos sexenios del PAN, es ingenuo pensar que Petróleos Mexicanos sólo haya sido una víctima y que los tentáculos de este caso, que se está convirtiendo en una auténtica caja de Pandora, no tocan a funcionarios y ex funcionarios de diverso nivel en la paraestatal más importante del país.
Si bien el procurador Jesús Murillo Karam ha dicho que hasta ahora no hay evidencias que conecten a Pemex en este caso, es claro que, si se va al fondo del asunto, necesariamente se tendrá que investigar qué áreas y qué nombres de funcionarios favorecieron con contratos amañados durante 13 años -incluido el primero de la administración Peña Nieto, junto con los 12 de Vicente Fox y Felipe Calderón- a una empresa que ya había sido investigada y señalada por sus irregularidades.
Va a ser muy difícil que la opinión pública nacional e internacional crean que Oceanografía pudo cometer un fraude por 523 mil millones de pesos -400 millones de dólares- en contra de Banamex-Citigroup sin haber contado con la complicidad y la ayuda de alguien o algunos funcionarios al interior de Pemex. Porque al final la falsificación de documentos con los que los ejecutivos de la empresa contratista consiguieron los créditos del banco, estaba ligada a supuestos contratos y pagos pendientes con la petrolera mexicana. Alguien tuvo que firmar los documentos que sirvieron como aval para que el mayor banco que opera en México, por más laxos y débiles que hayan sido sus controles, aceptará prestar tales cantidades confiado en el respaldo de Pemex.
Se entiende que políticamente el procurador Murillo busque proteger a Pemex y evitar que la imagen pública de la paraestatal o sus operaciones salgan dañadas justo en momentos en que la empresa pública se prepara para abrirse a la competencia que permitirá en el mediano plazo la reforma energética. El fraude de Oceanografía es de tal magnitud que puede poner al descubierto todo un sistema de corrupción e irregularidades en licitaciones y asignaciones de contratos por favoritismo que dejaría muy vulnerable a la petrolera mexicana de cara a la llegada de otras empresas petroleras del mundo que vendrán a invertir a México y con las que Pemex tendrá que medirse.
Pero tarde o temprano la madeja que se está deshilando en el caso Oceanografía y que ya impactó al banco más grande del país, terminará por topar con las áreas administrativas y de Servicios Marítimos de Pemex, tanto en los gobiernos de Fox y Calderón como en algunas figuras cercanas al presidente Peña Nieto. Eso será muy difícil de ocultar y si lo que se busca es no vulnerar ni afectar a Petróleos Mexicanos, tal vez este escandaloso caso sea la ocasión perfecta para limpiar y airear toda la podredumbre que se anidó en la paraestatal antes de que se le ponga a competir con empresas privadas y públicas de todo el mundo. Si su director, Emilio Lozoya Austin, ha dicho que ya están investigando al interior para deslindar si hubo colusión y corrupción de áreas y funcionarios de Pemex en el caso Oceanografía, más vale que la investigación vaya a fondo o de lo contrario mandarán a la petrolera dañada, golpeada y sin credibilidad a la feroz competencia del mercado que este gobierno está a punto de abrir por el petróleo mexicano.
NOTAS INDISCRETAS… La decisión del gobernador Eruviel Ávila de cancelar el festival de rock Heaven Metal Fest 2014 no hace sino confirmar el grave estado de inseguridad que se vive en el Estado de México. De paso, el mandatario priista, que adujo fallas en la organización del evento, reconoce la incapacidad de su gobierno para proveer la seguridad que reclaman los mexiquenses. Porque culpar a los organizadores de que no tomaron todas las medidas de seguridad para que se realizara el evento parece un argumento que esconde el verdadero temor del gobernador: permitir una concentración de jóvenes que, en medio del clima de violencia e inconformidad social que vive el estado, se pueda salir de control y termine en una situación que no pueda manejar su policía incapaz. Basta ver la ola de ejecuciones violentas que viven municipios como Naucalpan, Tlalnepantla, Cuautitlán y Ciudad Netzahualcóyotl para darse cuenta de que el problema de Eruviel no es un evento mal organizado, sino un gobierno, el suyo, claramente ineficiente e incapaz de brindar seguridad a los habitantes del Estado de México… Los dados se lucen. Tercera Escalera. Semana redonda.
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