lunes, 24 de marzo de 2014

Sara Sefchovich - Mentiras del poder

O P I N I Ó N
S A R A   S E F C H O V I C H
Mentiras del poder

Los lectores que me hacen el favor de seguirme saben que una de mis obsesio­nes es la mentira en el dis­curso público. A estudiar ese tema he dedicado muchos años de mi vida, infinidad de artículos en este genero­so diario, conferencias y un libro completo que periódi­camente actualizo.

Lo terrible es que después de tanto estudio, mi conclu­sión es la misma de lo que fue mi punto de partida y de lo que es el saber de los ciudadanos: que en México se miente, todos los días y sobre todos los asuntos. Que la forma de gobernar en nuestro País consiste en mentir. Que nos mienten los funcionarios y políticos de todo nivel, los empresarios y las iglesias, pues quienes tienen el poder quieren con­servarlo y para ello usan este método y quienes no lo tienen quieren adquirirlo y para ello usan este método también.






Una y otra vez comproba­mos que desde el que quiere ser Presidente hasta el que quiere ser Diputado, Presi­dente Municipal o delegado, todos se lanzan a prometer­nos el oro y el moro si vota­mos por ellos.

¿Quién no ha ofrecido crecimiento económico con estabilidad social, lucha contra la inseguridad y la de­lincuencia, respeto a la ley y al estado de derecho, justicia social, acceso universal a la salud, depuración de los sis­temas de justicia, respeto a los derechos humanos?

¿Quién no ha jurado que va a combatir la corrupción, a manejar con austeridad las finanzas, a moralizar a las policías, a llevar servicios y generar empleos?

Desde que tengo memo­ria el Secretario de Hacienda en turno afirma que subir los impuestos nos conviene a los ciudadanos y que vamos a salir ganando, y nos juran que aumentar los precios es para que todo resulte mejor.

Y sin embargo, nada de eso sucede, pero nosotros volvemos a caer, volvemos a creerles (o a fingir que les creemos) y a votar por ellos (aunque por eso es tanta la abstención).

Pues bien, esto viene a cuento hoy otra vez por lo siguiente: es lo mismo que sucedió con las reformas que propuso el gobierno de Peña Nieto. Si se aceptan nos dije­ron, el País va a crecer y a to­dos nos va a ir muy bien. Pero he aquí que apenas aproba­das las reformas, cuando ni siquiera están hechas las leyes secundarias, ya ese mismo gobierno parece ha­ber olvidado sus promesas de lo bien que nos va a ir. Es el caso muy concreto de la Ley de Pensión Universal y la creación del Seguro de Desempleo.

Como dijo la Diputada del Movimiento Ciudadano, Luisa María Alcalde, cuando el señor Videgaray nos que­ría vender las bondades de su reforma fiscal, uno de los argumentos que utilizó fue que así habría dinero para crear estos dos, pero ahora resulta que no es así y que el dinero va a salir del fondo de vivienda de los trabajadores. Una vez más, la mentira.

Hace poco, en el estado de Ohio en Estados Unidos, pasó una ley que convierte en "crimen castigable con seis meses de prisión y has­ta 5 mil dólares de multa la diseminación de cualquier mentira sobre un candida­to, que sirva para promover su elección o para que esta fracase".

Si en México tuviéramos una ley como ésa, podría­mos ahorita proponer un castigo al Secretario de Ha­cienda, que logró con ésta y otras promesas la aproba­ción de su reforma fiscal, aunque la votó su partido sin apoyo ciudadano, pero fue a nosotros, los de a pie, a quien nos hizo los ofreci­mientos.

¿Cuánto falta para que nos demos cuenta de que tampoco serán ciertas otras promesas como que los nue­vos impuestos al reparto de utilidades y a las ganancias en la Bolsa Mexicana de Valores funcionarán como incentivos para la reinver­sión y para que se privilegie la investigación? ¿O que el endeudamiento sólo será transitorio o que el gasto pú­blico se manejará con trans­parencia o que la reforma será palanca del estímulo fiscal para el crecimiento o tantas otras maravillas que nos aseguraron?

Escritora e investigadora en la UNAM

sarasef@prodigy.net.mx

www.sarasefchovich.com

Leído en http://www.noroeste.com.mx/opinion.php?id_seccion=104
 

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