Estos dos organismos clave para el ejercicio de derechos políticos fundamentales han nuevamente sido secuestrados por los partidos políticos, que planean repartirse los cargos en función de cuotas y cuates ajenos al interés de los ciudadanos.
En el caso del INE, que sustituye al Instituto Federal Electoral (IFE), nace corrupto.
Si finalmente es electo como presidente, a propuesta del PRI, Lorenzo Córdova estará manchado siempre por la ilegitimidad y la sospecha luego de conocerse que, en secreto, fue a entrevistarse con Enrique Peña Nieto, en la residencia oficial de Los Pinos.
Es inaudito que alguien que pretende encabezar el organismo garante del voto de los ciudadanos se someta a un poder del que es constitucionalmente autónomo, pero esas son las complicidades de la democracia de caricatura que tienen vigencia en México.
Pero si no es Córdova el presidente, la cosa está peor: Podría ser otro exconsejero del IFE, Marco Antonio Baños, allegado a Manlio Fabio Beltrones, justamente el priista que conduce en la Cámara de Diputados la negociación para integrar el INE que organizaría la elección del 2018, en la que él pretende ser candidato para suceder a Peña.
Los otros tres integrantes de la quinteta que aspiran a la presidencia tienen también el sello del PRI: Edmundo Jacobo, último secretario ejecutivo del IFE, María de los Ángeles Llanderal y Leticia Catalina Soto.
Pero, tal como van las cosas, ninguno de estos cinco podría presidir el INE, porque existe la posibilidad de una recomposición de la lista –de las listas para elegir a los 11 consejeros– por la exigencia del PAN de que uno de sus militantes, Arturo Sánchez Gutiérrez, sea integrado como aspirante a ese cargo.
Como consejero electoral, Sánchez Gutiérrez acudió a la embajada de Estados Unidos para adelantar, dos semanas antes de la elección de 2006, que Felipe Calderón ganaría a Andrés Manuel López Obrador por breve margen y que el IFE no daría el resultado el mismo 2 de julio.
Según el cable 06MEXICO3309 de la embajada estadunidense en México, redactado el 15 de junio de 2006 por la jefa adjunta de Misión Leslie A. Bassett –revelado por WikiLeaks–, Sánchez Gutiérrez abogó por Calderón y hasta defendió los contratos que del IFE con empresas ligadas a Diego Hildebrando Zavala, cuñado del candidato panista.
Luego de que dejó de ser consejero del IFE, Sánchez Gutiérrez ha ostentado su militancia en el PAN: Fue uno de los asistentes a la toma de protesta de Josefina Vázquez Mota como candidata presidencial del PAN, en el Estadio Azul, y ahí le pregunté si ya era militante del PAN. “Ya casi”, respondió.
Aunque no aparece en el padrón del PAN como militante, el año pasado tuvo una conducta en ese sentido: En la sesión de la Asamblea Nacional, en marzo del año pasado, cantó el himno de ese partido junto a su amigo íntimo Juan Molinar, el principal asesor de Gustavo Madero.
Aun si no queda como presidente INE, Sánchez Gutiérrez será –sin ninguna duda– uno de los 11 consejeros que defienda los intereses del PAN, no de los ciudadanos, en ese organismo fundacional.
Y es que ya está repartido el botín entre los partidos: Si el PRI preside el INE, como seguramente ocurrirá, tendrá otros tres consejeros, mientras que el PAN tendrá cuatro y tres el PRD.
Si el PAN logra la presidencia, tendrá otros dos consejeros, el PRI cinco y el PRD tres. Y si éste preside el organismo, tendrá otro, los priistas cinco y los panistas cuatro.
Puede haber cambios en la integración del INE, pero lo único que los ciudadanos pueden dar por seguro es que los 11 integrantes ya no serán siquiera correas de transmisión de los partidos, sino simples empleados de los que los nombraron…
Apuntes
Y así está el IFAI también, del que nos ocuparemos pronto.
Comentarios en Twitter: @alvaro_delgado
Leído en http://www.proceso.com.mx/?p=368537
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