martes, 22 de abril de 2014

Sergio Sarmiento - El fin del boom



Un tipo al piano y la lluvia sobre la claraboya, en fin, literatura".
Julio Cortázar, Rayuela

La muerte de Gabriel García Márquez obliga a reflexionar también sobre el fin del boom latinoamericano. La mayoría de los escritores encuadrados en este grupo se han ido ya. Realmente el único que queda, por lo menos de los más importantes, es Mario Vargas Llosa.

Es un buen momento para preguntarse si el boom ha muerto o, mejor, si alguna vez existió.

¿Qué fue realmente el boom? Nadie se reunió nunca y dijo vamos a formar un grupo que se llame así. Tampoco hubo un intento de ajustar los estilos de escritores muy distintos para formar una corriente. El boom fue simplemente una explosión de interés de lectores de todo el mundo ante una literatura latinoamericana que en la década de 1960 adquirió un vigor especial que se nutría de las ilusiones generadas por la Revolución Cubana, de un creativo uso de la fantasía y de una innovación en la narrativa.







Quizá quienes le dieron realmente coherencia y continuidad fueron los editores de libros de muchos países que se dieron cuenta de que podían alcanzar grandes ventas si publicaban a jóvenes autores latinoamericanos. Los cuatro grandes fueron Julio Cortázar, Carlos Fuentes, Mario Vargas Llosa y García Márquez, todos novelistas y cuentistas.

Un autor reconocido y respetado como Octavio Paz no fue parte del boom, me imagino, porque era poeta.

Los cuentos y ensayos de Jorge Luis Borges son anteriores. Ficciones data de 1944 y El Aleph de 1949. Pero la imaginación del porteño habría de influir poderosamente en los autores del boom. La región más transparente (1958) de Fuentes, La ciudad y los perros (1962) de Vargas Llosa y Rayuela (1963) de Cortázar son en general consideradas las primeras novelas del boom.

Pero como en cualquier movimiento literario que no puede definirse con claridad, hay puntos de vista muy distintos acerca del verdadero inicio. De lo que no tengo duda es que Cien años de soledad (1967), con su realismo mágico y sus 40 millones de ejemplares vendidos, fue la novela que realmente hizo que estallara el boom.

Para los lectores extranjeros el mundo tropical y fantasioso de Macondo correspondía a una visión romántica de Latinoamérica.

El boom empezó a disolverse gradualmente en los años ochenta. En primer lugar, porque dejó de ser novedad. Los autores de la corriente publicaban libros diversos en estilo y contenido, algunos buenos y otros no. Era difícil, si no imposible, meterlos a todos en el mismo costal.

García Márquez ganó el Premio Nobel en 1982. El boom había dejado de ser rebeldía y se había vuelto establishment literario.

Cortázar murió en 1984, pero los autores del boom siguieron produciendo obras importantes.

Fuentes publicaba un libro cada año o dos años, cada uno distinto en estilo y concepción, pero sin regresar al realismo mágico de Aura (1962) que fascinaba a los lectores de otras tierras.

García Márquez demostró su capacidad para reinventarse con El otoño del patriarca (1975) y El amor en los tiempos del cólera (1985). Vargas Llosa ha publicado también de forma continua obras muy diversas, desde La guerra del fin del mundo (1981) hasta La fiesta del chivo (2000) y muchas más.

La política y la Revolución Cubana dividieron a los autores del boom. Vargas Llosa se distanció del régimen cubano y se hizo liberal. Fuentes nunca dejó de considerarse de izquierda, pero cuestionó a los santones de la izquierda: Fidel, Chávez, Andrés Manuel.

García Márquez nunca hizo a un lado su admiración por Fidel, pero prefirió vivir una vida acomodada fuera de Cuba.

El boom murió mucho antes que García Márquez. Quizá nunca existió. Aquel famoso pleito en que Vargas Llosa le pegó un puñetazo a García Márquez en 1976 pudo haber sido el símbolo del fin del boom.

Pero lo interesante es que ninguno de los autores necesitó el cobijo de esta corriente para mantener su creatividad.

Carballo
Ante tantas muertes recientes en el mundo literario, no puede perderse de vista la de Emmanuel Carballo. Pocos como él impulsaron en los años sesenta y setenta a tantos autores jóvenes.
 


Leído en http://criteriohidalgo.com/notas.asp?id=232890

 



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