A Jorge Vergara, dueño de las “Chivas” de Guadalajara, lo definen los calificativos, que en su caso, son mas bien descripciones de su personalidad. Señalado como explosivo, altanero, grosero con sus colaboradores y empleados, arrebatado en sus acciones, nunca ha comprendido que su intolerancia lo lleva a decisiones, que generan consecuencias que lo afectan más a él que a los recipientes de sus arrebatos. Incontenible y locuaz esta semana, sus acciones públicas en contra de Ricardo Antonio Lavolpe, director técnico del equipo, lo volvieron a pintar de cuerpo entero.
Vergara hizo todo lo contrario a lo que indica un manual de administración de crisis, que sugiere iniciar una investigación interna para encontrar la verdad, y una vez concluida y tener todas las versiones de los involucrados, actuar en consecuencia. Su temperamento le impide tener método. Al contrario. Si puede hacer estallar una bomba lo hace, como esta semana, al detonar una crisis sin saber cómo encauzarla.
Convocó el miércoles a una conferencia para anunciar el despido de Lavolpe por “conducta inapropiada”, y cuando la prensa le preguntó a lo que se refería, dijo que no podía abundar en el caso porque “la mujer”, que trabajaba en las “Chivas”, estaba presentando en ese momento una denuncia penal. Vergara mintió, en otro error crítico para el manejo de la crisis. La denuncia no la hizo al mediodía esa “mujer” -que resultó ser la podóloga del equipo-, cuando dio la conferencia de prensa, sino por la noche.
Lavolpe negó el jueves que hubiera incurrido en un acoso sexual, como la prensa, incitada por Vergara, señaló que había incurrido con la podóloga. Todo se trata, reviró el técnico, del incumplimiento de su contrato y de un conflicto interno entre promotores del Guadalajara. Pero además, dijo que no había sido informado de su destitución, y menos aún que existiera una denuncia penal en su contra. Esa misma noche, en un acto inexplicable para justificarse, la Fiscalía de Jalisco emitió un boletín donde dio a conocer la existencia de la denuncia penal de la podóloga, presentada la noche del miércoles. Aún más irregular, la Fiscalía dio a conocer extractos de la declaración de la podóloga, con lo cual violaron la ley que prohíbe dar información hasta que el caso esté cerrado.
Irregularidades legales, contradicciones políticas y lavadero en los medios, desatados por la furia de Vergara quien parecía moverse en su hábitat, registrado por la prensa especializada que no olvida que el propietario de las “Chivas” se caracteriza por su carácter agresivo con quienes tiene relación.
Su boca es imprudente y libertina, como se ha referido a sus ex jugadores, como el portero Luis Michel, a quien acusó –en la figura de su representante- de avaro. Antes lo hizo con jugadores en el mercado europeo, Aarón Galindo, a quien tachó de tener una vida laxa y desordenada. Hace poco más de un mes, en un episodio reportado en la prensa como onomatopéyico por los insultos vertidos, cesó a otro director técnico, José Luis Real, el séptimo en salir desde 2012, y el 19 desde que Vergara compró las “Chivas” en 2002.
Vergara, ciertamente, nunca ha sido un hombre fácil de tratar, como se escribió en este mismo espacio en octubre de 2012. “Oscuro cuando como pequeño empresario fracasaba; arrogante cuando se volvió millonario. Introvertido, pero de carácter fuerte; espléndido con los suyos, pero también rencoroso”, se apuntó. “Es de un temperamento difícil y cuando no le genera confianza su interlocutor, simplemente lo ignora”.
Tampoco es una persona que se abra fácilmente, y puede llegar a ser irritante en su trato por sus formas despectivas. El rencor es su acompañante. En sus orígenes empresariales trabajó en una distribuidora Volkswagen en Guadalajara, donde era tan malo para vender, que lo corrieron. Vergara compró la distribuidora y la demolió, como una forma peculiar de cobrar aquél agravio.
Tiene buena fama como empresario, pero es más leyenda popular. Las mujeres en su vida, son quienes han hecho la diferencia.
En su peregrinar de trabajos conoció a un representante de Herbalife, para quien se convirtió en vendedor. De ahí fue a trabajar a Omnitrition, la corporación estadounidense donde realmente comenzó el cambio de su vida. Su primera esposa, Maricruz Zatarain, convenció a los dueños de Omnitrition que le dieran la representación, a la cual entró en una sociedad en partes iguales con Vergara. Resultaron estupendos vendedores y registraron la marca en México a espaldas de los propietarios estadounidenses. Más adelante concluyeron el proceso y sobre la base del éxito en México, compraron todas las acciones a la corporación, que renació como Omnilife, una empresa dedicada a la venta de productos multi vitamínicos y suplementos alimenticios.
Sobre esa base económica compró las “Chivas”, pese a la objeción de un grupo de accionistas, que no pudieron revertir la operación en tribunales. Parecía que replicaría el éxito de Omnilife, pero se convirtió en una pesadilla para el equipo, que no ha logrado una corona desde 2006. Su interferencia directa en asuntos deportivos han acompañado sus fracasos interminables, y la franquicia de las “Chivas” que abrió en Estados Unidos, también se acabó.
Inmerso en problemas financieros, estuvo a punto de rematar el equipo al empresario Carlos Slim, pero su tercera esposa, Angélica Fuentes, directora ejecutiva del Grupo Omnilife-Chivas se interpuso y pidió 200 millones de dólares más a los 300 de la oferta inicial, con lo cual se cayó la oferta. Pero cuando Vergara estuvo a punto de ver embargado su estadio por el incumplimiento de pagos al IMSS, fue ella la que regresó con Slim y le pidió un crédito de Inbursa para rescatar el inmueble.
Aunque Fuentes, que proviene de una familia multimillonaria de gaseros en Ciudad Juárez, sigue al frente de la compañía, ya no está tan cerca de él, de manera permanente, para ayudarle en el balance. Vergara vive en Guadalajara y ella en la ciudad de México, lo que a decir de las personas que lo conocen, le provoca inestabilidad. Factores personales, financieros y profesionales se concentraron, como néctar envenenado, esta semana funesta para Vergara, donde no se juega su prestigio, bastante abollado entre la prensa especializada, sino la propia credibilidad de su palabra ante Lavolpe, en este episodio que sabrá cómo empezó y detonó, pero no dónde y cómo terminará, ni de qué lado la verdad jurídica e histórica, finalmente reposará. En todo caso, su pasado lo condena. Por muy bien que salga jurídica y políticamente de este nuevo escándalo, Vergara pierde.
twitter: rivapa
Leído en http://www.ejecentral.com.mx/portarretrato-el-hombre-del-escandalo/
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