lunes, 2 de junio de 2014

Jorge fernández Ménendez - Los empresarios y el Presidente

Este mes será decisivo para sacar adelante las leyes secundarias en telecomunicaciones y en el terreno energético: quizá, sobre todo las segundas, puedan irse dando en distintos tiempos, pero lo que no se inicie este mes terminará condenado a la parálisis. Por eso, pese a que para nadie es un secreto que existe inconformidad de muchos sectores empresariales con algunas decisiones gubernamentales, sobre todo en el ámbito fiscal, fue tan importante el acto del viernes de la cúpula empresarial del CCE con motivo de la reelección de Gerardo Gutiérrez Candiani (un líder empresarial representativo y por ende interlocutor válido), con el presidente Peña.

Fue importante porque esa cúpula empresarial, a pesar de los desacuerdos existentes, le brindó el apoyo al Gobierno federal en un momento crítico y cuando se dan eventos tan insólitos como que la dirigencia del PRD realice una gira por EU pidiéndole a los empresarios de ese País que no inviertan en México (quizá la decisión más desafortunada de Jesús Zambrano en mucho tiempo). Lo cierto es que más allá de las fuerzas políticas involucradas o de los grises que se puedan otorgar a las reformas, resulta claro que ese cuerpo de reformas y leyes secundarias requieren de un fuerte bloque de apoyo en lo fundamental, para poder salir adelante y vencer las presiones que tanto en telecomunicaciones como en energía se presentan.
 
 
 
 
 
 
 

Y en los hechos, más allá del reclamo presidencial para que los empresarios se pongan la camiseta, para que ese bloque político a favor de las reformas termine siendo sólido se requiere, sobre todo, de acciones que garanticen a la gente, a los partidos y a los empresarios, que se volverá a recorrer un camino de crecimiento.

Porque recursos hay. El mismo viernes se dieron a conocer los números de la recaudación fiscal del primer cuatrimestre: la recaudación aumentó casi 99 mil millones de pesos, sobre periodos anteriores. El incremento global de la recaudación es del 13%, pero podría haber sido mayor aún si los precios del petróleo no se hubieran reducido. Porque la recaudación del ISR creció un 17.1%, el IEPS (el Impuesto Especial sobre Producción y Servicios, que es el que se aplica a refrescos, tabaco, alcohol, la llamada comida chatarra, etc.) creció un 30.2% y la recaudación del IVA subió un 20.6%. En términos reales ese es el porcentaje que ha salido de los bolsillos de las personas y sobre todo de los recursos de la iniciativa privada hacia el Estado con la idea de que éste lo redireccione a la economía. O sea que el Gobierno tiene recursos muy importantes a su disposición para fomentar el crecimiento. Es verdad, como dijo Peña el viernes, que el crecimiento y la generación de empleos, en última instancia son producto de la inversión privada, pero es el Gobierno el que debe crear las condiciones para ello.

Y en ese sentido, hay capítulos que deben ser atendidos, desde la inversión pública, hasta las leyes, pasando por aspectos fiscales muy concretos, muy específicos (más allá de las grandes líneas de política fiscal que requieren de otro tipo de debate) que los empresarios reclaman con razón, como la prontitud en el regreso del IVA, u otras medidas muy concretas que el CCE presentó el viernes al presidente Peña y que éste y el secretario Videgaray prometieron estudiar.

El fin del proceso de reformas debe ir acompañado, en forma ineludible, de una recuperación del crecimiento económico que genere, por sobre todas las cosas, la confianza necesaria para que esas reformas puedan fructificar.


Madero toma todo


Un par de días después del triunfo de Gustavo Madero en la elección del PAN, decíamos aquí que sería un error que el ganador aplicara la estrategia que uno de sus más cercanos colaboradores le había comentado a Francisco Garfias: en esta elección “el que gana, gana todo y el que pierde, pierde todo”. Era y es un error de concepción. Cualquier democracia se sustenta, si quiere ser sólida, en exactamente lo contrario: debe existir la convicción de que el que gana, no gana todo y el que pierde, no pierde todo. ¿Si no es así qué estímulo puede tener el perdedor para seguir dentro del juego democrático?

Pero este sábado la corriente de Madero se quedó con 38 de las 40 posiciones que componen el comité permanente del PAN. Es muy lógico que el equipo de Madero aplique a los órganos de Gobierno la mayoría que ganó en los comicios internos, pero se debería recordar que hay un 43% de panistas que no votaron por esa corriente y a los que no se puede excluir por completo de la toma de decisiones de su partido. El hecho es que todos los órganos de dirección del PAN han quedado en forma abrumadora cubiertos por el maderismo y tampoco hubo cambios en las coordinaciones parlamentarias. Se olvidaron de la operación cicatriz.
 
 
 

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