miércoles, 11 de junio de 2014

Martha Anaya - La encerrona panista

El largo cónclave panista del lunes y martes recientes entre los senadores del blanquiazul y su dirigente nacional, Gustavo Madero, tuvo un motivo bien complicado a resolver: la desconfianza entre unos y otros.

Los corderistas pensaban que Madero negociaba en cortito con el gobierno; Madero aseguraba que los corderistas (vía Javier Lozano) negociaban por su cuenta con los priistas y ciertos grupos empresariales. Ninguna de las partes conocía a ciencia cierta las aproximaciones a las negociaciones ni qué se cedía a cambio de qué, ni por qué.

El caso es que ello derivó en que unos y otros se miraran por el rabillo del ojo, se metieran el pie, atoraran las negociaciones en las mesas paralelas en las que se atendían la reforma energética y la de telecomunicaciones, y finalmente nada avanzó. Ni siquiera la que se instaló en el Comité Nacional para dirimir sus diferencias.









Decidieron entonces (ahora que ya pasó la elección de la dirigencia azul y el reparto de posiciones) poner un hasta aquí al encontronazo que se traían, o pactar al menos una tregua.

Y eso fue lo que ocurrió entre antier y ayer. No fue fácil. Costó horas y horas de fuertes jaloneos. La encerrona de los senadores comenzó a las 12 horas del lunes -Madero llegó a las seis de la tarde, cuando el ambiente era ya más amable para él- hicieron un alto a las nueve de la noche; volvieron a reunirse ayer a las 10 de la mañana y concluyeron cerca de la una de la tarde.
Al final, las sonrisas de ambos grupos, valga mencionarlo, eran más que evidentes. ¡Hasta Ernesto Cordero se veía contento (además de bronceado)! Y lo mismo podríamos anotar de Luisa María Calderón, Roberto Gil o de Salvador Vega Casillas, por mencionar la contraparte, y el aún coordinador Jorge Luis Preciado.

“Entramos (a la encerrona) con desconfianzas mutuas y salimos con un acuerdo político”, comentarían.

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SIN FECHAS PARA EXTRAORDINARIOS.- ¿En qué consistió la negociación entre maderistas y corderistas? En algo aparentemente muy sencillo: Madero les cedió a los senadores la negociación y el posicionamiento de las reformas en telecomunicaciones y energía. “¡Todo se viene al Senado!”, nos dirían los corderistas.

A cambio, el presidente de Acción Nacional les pidió a los senadores que no pasaran la reforma energética hasta que no tuvieran señales claras de la aprobación de la reforma política en los 17 estados en que habrá elecciones locales el año próximo (tema que podría llevarse todo este mes).

O sea, “no hay fechas cardiacas para extraordinarios y es el grupo parlamentario el que toma las decisiones finales”, resumirían.
¿Qué más ganó Madero? Bueno, por lo pronto, estabilidad para su coordinador en el Senado porque el acuerdo con los corderistas le da orden al proceso, le quita sobresaltos en la conducción de la bancada y Preciado ya tendrá certeza de qué puede o qué no puede negociar.

En suma, describiría uno de los senadores del PAN, “ganamos todos, fue una negociación de equilibrios porque todos tenemos certeza de lo que va a pasar”.

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¡BÚSCAME A GAMBOA!- Concluía la conferencia de prensa de los panistas. Preciado apuró el paso por los pasillos del Senado: “¡Búscame a (Emilio) Gamboa!”, pidió a uno de sus ayudantes.
Está en el piso 14 (en el arranque de la discusión en comisiones de la reforma energética), le respondió aquél.
Hacia allá enfilaron. Y es que el coordinador del grupo parlamentario del PAN tenía varias cosas urgentes que comentarle al priista. Entre ellas que no sería sino hasta el lunes próximo que los senadores azules definirían cuál sería el documento que les serviría de base para la discusión y qué posición tomar respecto de la reforma en telecomunicaciones.
En cuanto a que no se cumplirían las fechas previstas por Gamboa para los periodos extraordinarios, seguramente ya lo imaginaba el coordinador de los tricolores, pero eso -y otros detalles más, como sus “irreductibles” para votar a favor la reforma energética- había que tratar de tú a tú.

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GEMAS: Descripción de la ex secretaria de Estado, Hillary Clinton, sobre el fallecido ex presidente venezolano Hugo Chávez: “Un dictador fanfarrón que era más un estorbo que una amenaza real”.


Leído en http://www.24-horas.mx/la-encerrona-panista/

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