sábado, 28 de junio de 2014

René Delgado - Incertidumbre

La hazaña supuesta en el Pacto por México pierde brillo y gana óxido. La herrumbre que, desde décadas, carcome la perspectiva nacional: la incertidumbre.

En los próximas días, y bajo la presión del proceso electoral en puerta -al que urge su marco jurídico-, los saldos de las reformas emprendidas perfilarán pérdidas y ganancias de la apuesta, a eso se sobajó el Pacto, cruzada por el priismo y el panismo y el perredismo.

Los saldos repercutirán en los partidos, como sobre los poderes de la Unión y los órganos autónomos nuevos o reformados y la Federación visto que, en la apuesta, se pusieron en prenda. Retumbarán, pues, sobre el régimen en su conjunto... y los precandidatos presidenciales: Luis Videgaray, Gustavo Madero y Andrés Manuel López Obrador.

Por lo pronto, el reino pertenece a la incertidumbre.




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En cuanto a los Poderes de la Unión toca, es evidente que el Legislativo carga con los costos y las pérdidas.

Sometido por el Ejecutivo y las direcciones partidistas, el Legislativo echó por la borda el proceso de reivindicación y reconstitución que, con enormes dificultades y contradicciones, emprendió a partir de la alternancia de 1997 y se reinserta en una profunda crisis de representación y representatividad. Retomar la senda no le resultará sencillo y la posibilidad de la reelección de sus integrantes, en el plano inmediato -está por verse si en el mediato-, lo convertirá, paradójicamente, en una arena de disputa y obediencia para ocupar, por años, curules y escaños.

La Suprema Corte sentirá, en breve, el efecto colateral de las reformas. A los ministros llegarán los recursos que grupos de las fracciones parlamentarias eventualmente interpongan frente a las reformas. Se jugarán su prestigio en una coyuntura particular: la renovación de su presidencia. Ambiciones y convicciones de los ministros tentados por presidir la Corte entrarán en juego y, antes de finalizar el año, se sabrá el nombre y la sustancia de quien ocupe esa silla.

Conjeturar que el Ejecutivo se llevará la ganancia es prematuro, pero no descabellado. De momento, la baja popularidad y calificación del presidente Enrique Peña Nieto oscurecen, pero no condenan la posibilidad. El problema del mandatario es de tiempo y velocidad, y el retraso en la reglamentación, instrumentación y operación de las reformas pone en duda si la ganancia será de él. Si el Ejecutivo la asegura, el presidencialismo ajustado recuperará sus fueros.


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La capacidad operativa de Luis Videgaray y del equipo con que controla distintas dependencias del gobierno será clave en la tarea de acarrear la ganancia, si la hay, a su jefe y hacia sí mismo.

Aprobada la reglamentación de la reforma energética, Videgaray y su gente tendrán que hacer gala de oficio para atraer y garantizar inversión nacional y extranjera en el campo del petróleo y la electricidad. Esa será la tabla de salvación o la tabla de surf, según el caso, que utilizará en lo sucesivo el presidente de la República. De ahí la importancia de la velocidad. De no asegurarse la ganancia, el resto del sexenio será un dolor de cabeza para el mandatario y una frustración para Videgaray. El reinado sexenal se apostó a esa reforma.

El saldo de las otras reformas será compartido. Pérdidas y ganancias de la complicada situación económica prevaleciente, el gobierno las compartirá con el perredismo o intentará endosárselas. Las concesiones hechas al perredismo en materia hacendaria y financiera influyen en el adverso cuadro económico. Pérdidas de la reforma electoral que, aun sin entrar en operación, se anotan ya en el libro de balance, el gobierno las compartirá con el panismo o se las endosará por completo. Las concesiones hechas a la derecha en esa materia perfilan conflictos preelectorales, electorales y postelectorales. A cambio del voto a favor de la reforma energética, al panismo se otorgó cuanto pidió en la reforma electoral y éste pidió mucho y mal... hasta hacer del marco jurídico un mazacote. (Una breve digresión: las candidaturas independientes pesarán en contra del panismo. Ahí está Nuevo León, el voto se va a dividir en la derecha y, obviamente, al priismo le entusiasma tal situación).

Las direcciones del panismo y el perredismo tuvieron la audacia de consolidarse a partir de la interlocución con el gobierno y su partido, pero les faltó visión para calcular el segundo rebote del Pacto que suscribieron. A Gustavo Madero y Jesús Zambrano los afectó el mal que, frecuentemente, acecha a los inteligentes: perdieron oído, y, sobra decirlo, ese sentido es clave en el equilibrio.

Si del conjunto de las reformas emprendidas prospera la energética y fracasa la electoral, Madero verá esfumarse su aspiración presidencial y la corriente dominante del perredismo verá crecer, con pesar y preocupación, al lopezobradorismo. La oposición no amarró ni aseguró la apuesta que hizo en el Pacto y sí, en cambio, colaboró en la recentralización y la reconcentración del poder que, a la postre, terminará por afectarlos. Se engolosinaron con lo brilloso, no con lo brillante.


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Tiempo y velocidad marcan hoy el destino del presidente Enrique Peña Nieto y del secretario Luis Videgaray. Es una apuesta altísima la que hicieron. Si ganan, el priismo estará de fiesta. Si pierden, las posibilidades del lopezobradorismo -hoy concentrado en el registro de su partido; mañana, en su implante en el centro y otras regiones la República; y, pasado mañana, en pavimentar el camino a Los Pinos- serán considerables.

El punto delicado de esa segunda posibilidad es que si el lopezobradorismo no se consolida y crece el malestar social, la pérdida de la apuesta petrolera hecha por el priismo germinará en una crisis de proporción desconocida que, en todo caso, extenderá el reino de la incertidumbre mucho más allá -como diría Carlos Monsiváis- de estos días de guardar. Se tocó más de una vértebra de la columna de la República. En breve, se perfilará el próximo horizonte.


sobreaviso12@gmail.com


Leído en http://www.plazadearmas.com.mx/noticias/columnas/2014/06/28/rene_delgado_4842_1009.HTML

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